- CAMINO MISIONERO -

- Encuentro Nº 14 -

- CON EL ESPIRITU SANTO -

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Objetivo:

Presentar al Espíritu Santo como protagonista de la misión

 

Marco Teórico:

Jesús dio el mandato misionero a los Once el día de la Ascensión, pero ellos no salieron a predicar sino hasta 9 días después, el día de Pentecostés. Fue el Espíritu Santo el que les dio fuerza y los animó a emprender la misión. Luego de la Ascensión de Jesús es el Espíritu Santo quien continúa con el Plan de Salvación. Esta obra, que había sido encomendada por Jesús a los apóstoles y a la Iglesia, se continúa con el impulso del Espíritu Santo. El será de ahora en adelante el protagonista de la misión de la Iglesia. En la Iglesia primitiva se lo ve actuando directamente en la misión iluminando las decisiones de los misioneros (He 15), eligiendo los territorios de misión (He 16,6ss), enviando a los misioneros (He 13,46-48). Es el Espíritu Santo el que convierte a los apóstoles en testigos y profetas (He 1,8;2,17-18) y el que hace misionera a toda la Iglesia. El misionero de hoy debe ser dócil y dejarse guiar e inspirar por el Espíritu Santo, quien sigue siendo el protagonista de la misión.

(Lecturas complementarias para el animador: RM 21; 24-30; EN 75; CIC 737)

 

Motivación: Juego "El disparador"

Es conveniente para la realización del juego que los participantes se encuentren sentados en sillas individuales y formando una ronda. Quien guía el juego está parado, y no queda ninguna silla libre.

 

El guía comienza a relatar una historia en la que se irá nombrando a los participantes del encuentro. La consigna es que, cada vez que se diga una palabra clave (por ejemplo: "grupo"), que actuará como "disparador", todos los participantes que fueron nombrados desde la última vez que se dijo el "disparador" (o desde que comenzó el juego si es la primera vez), deben cambiarse de asiento. Si se pronuncia el "disparador" sin que se haya nombrado a ningún participante, entonces todos deben cambiarse de lugar. Si alguno llega a levantarse de su lugar sin que se haya pronunciado el "disparador", pierde.

 

Por ejemplo, la historia puede comenzar: "Resulta que el miércoles, se encontraron Fulanito y Menganito en la Plaza. Fulanito iba a la casa de Sultanito, a preguntarle qué habían hecho el sábado pasado en la reunión del grupo (los tres nombrados se cambian de lugar). Etc., etc...."

 

Debe motivarse a que el cambio de asiento sea rápido para dar dinamismo al juego. Es importante que por lo menos se nombre a dos participantes entre clave y clave para que puedan realizar el cambio de lugar. El guía puede utilizar palabras muy parecidas al "disparador" durante la narración para confundir a los participantes (recordar que el que se levanta sin el "disparador", pierde)

En un momento dado, al nombrar el disparador de manera que todos deban cambiarse de lugar, el guía ocupa uno de los asientos, de manera tal que uno de los participantes quedará sin lugar. El que queda de pie debe pagar una prenda.

Una vez concluido el juego, el animador, a partir de la pregunta "¿en qué consistía el juego?", debe guiar a los participantes con preguntas para realizar el siguiente razonamiento:

 

Actualización

Si prestamos atención, los primeros misioneros, no respondieron inmediatamente al mandato de Jesús, que les ordenó "ir y anunciar" el día de la Ascensión, sino que recién lo hicieron 9 días después ¿Cuál fue el disparador que hizo que al fín respondieran al llamado? Para responder a este interrogante, repartir en grupos de tres o cuatro las citas que narran estos acontecimientos, con las siguientes consignas:

 

Lee atentamente: He 1,4-5.7-9.12-14; He 2,1-11 y responde:

 

Al compartir en plenario lo conversado en los grupos, se llegará a deducir que los discípulos tenían que esperar a recibir el Espíritu Santo para poder salir a predicar. Precisamente, apenas recibieron el Espíritu Santo comenzaron a anunciar la Buena Nueva de Jesucristo.

 

Si prestamos atención, también Jesucristo fue "ungido" con el Espíritu Santo antes de comenzar a predicar. (Buscar Mt 3,17; Mt 4,17 y Lc 4,14-20). Y ya desde los primeros tiempos, una condición para ser apóstol era "estar lleno" del Espíritu Santo, y quien no tuviera el Espíritu Santo, no era de Dios:

 

He 6,3

Busquen pues, hermanos, siete varones de vosotros de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, los cuales pongamos en esta obra.

Rm 8,9

Pero ustedes no están animados por la carne sino por el Espíritu, dado que el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tiene el Espíritu de Cristo no puede ser de Cristo.

 

¿Y qué tiene que ver el Espíritu Santo en todo esto? Entregar nuevamente a los pequeños grupos las siguientes citas para que busquen en la Biblia con la consigna de descubrir qué hace el Espíritu Santo en la vida del misionero.

 

 

He 4,31

Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaron la palabra de Dios con confianza.

Jn 15,26-27

Cuando venga el Consolador, que yo les enviaré del Padre, el Espíritu de Verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio de mí, y ustedes darán testimonio...

Jn 14,26

Mas el Consolador, el Espíritu Santo, al cual el Padre enviará en mi nombre, El les enseñará todas las cosas, y les recordará todas las cosas que les he dicho.

Lc 12,12

El Espíritu Santo les enseñará en la misma hora lo que deban decir.

Mc 13,11

Cuando los entreguen, no se preocupen por lo que van a decir: diga lo que se les enseñe en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino el Espíritu Santo.

1Co 2,13

Nosotros no hablamos de estas cosas con palabras aprendidas de la sabiduría humana, sino con el lenguaje que el Espíritu de Dios nos ha enseñado, expresando en términos del Espíritu las realidades del Espíritu.

De lo trabajado por los grupos puede concluirse que el Espíritu Santo:

 

Tres pasos para "ser llenos" del Espíritu Santo

Entonces ¿qué tiene que hacer el misionero para ser "lleno" del Espíritu Santo? Para ello, se entrega la siguiente consigna para ser trabajada en pequeños grupos y por último compartir en plenario:

 

 

En base a lo compartido en los pequeños grupos, puede obtenerse que los pasos para ser lleno del Espíritu Santo son:

1º.- Pedir al Padre que envíe sobre él su Espíritu Santo: "Si ustedes, siendo malos, dan cosas buenas a sus hijos, ¿cómo el Padre del Cielo no les dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?" (Lc 11,13)

2º.- Ser dóciles al Espíritu Santo y dejarse conducir por El: "Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios". (Rm 8,14)

3º.- Para que el Espíritu de frutos en nosotros: "El fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley" (Gal 5,22-23) "Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor, sino el de fortaleza, y de amor, y de templanza." (2Tim 1,7)

 

 

Interiorización

A modo de interiorización se entregan las siguientes consignas para ser trabajadas en pequeños grupos y, si hay tiempo compartir en plenario:

 

 

Oración Final

Invitar a los participantes a que en un momento de oración espontánea:

 

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