- CAMINO MISIONERO -

- Los temas del Kerygma: Tema 5 -

- PEDIR Y RECIBIR EL ESPIRITU SANTO -

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Objetivo:

Que los participantes puedan tener su propio pentecostés, mediante una oración donde se pida y reciba una efusión abundante del Espíritu Santo y se manifiesten sus dones y frutos.

 

Marco Teórico:

Jesús se hace presente hoy en el mundo por medio de su

Espíritu Santo. El Espíritu Santo es la tercera persona divina que continúa hoy obrando en medio de los hombres, animándolos a vivir según el Evangelio, fortaleciéndolos para vencer al pecado que está siempre al acecho, produciendo en ellos frutos de bien.

Es preciso que cada hombre pida a Dios que lo unja con el Espíritu Santo, que lo reciba en su vida y que lo deje obrar, siendo dócil a su voz.

 

(Lecturas complementarias para el animador: CIC 683-687; 731-736; 1987-1989)

 

Motivación: Cuento "Aquí estoy".

Explicar a los participantes que van a "vivir" una experiencia de un bebé que está en el vientre de su madre. Se pide que cierren los ojos y se dejen llevar por el relato, tratando de ir viviendo las sensaciones que experimenta el bebé y expresándolos con sus movimientos, gestos, etc. Para crear un clima mejor, se puede colocar colchas en el suelo y pedirles que se recuesten. Aclarar que no deben tener vergüenza, total todos estarán en la misma situación y con los ojos cerrados, así que nadie los verá.

 

Aquí estoy

Hasta ahora me había sentido muy bien aquí. Todo me pareció siempre cómodo y agradable: no me puedo quejar. Pero hace un tiempo me empecé a sentir incómodo: me siento apretado y encerrado, quisiera moverme y no puedo... Y no sé por qué, pero siento unas ganas terribles de salir de aquí, como si mi único cometido en la vida fuera abandonar este lugar. Debo confesar que tengo mucho miedo, porque si bien esto ya no me está gustando, no sé qué puedo llegar a encontrar ahí afuera. Bien dicen que "más vale malo conocido que bueno por conocer". Pero ¡qué va! Ya que estamos decididos, voy a animarme y salir nomás...

 

¿Qué es eso? Siento como que me muevo, pero no girando sobre mí mismo como siempre, sino como si avanzase... Me hace frío en la cabeza... nunca sentí esa sensación ¡y no me gusta! ¡Eh! ¡Me estoy cayendo! ¿Quién me está agarrando? ¡Me duele!

 

¿Y ahora qué? ¿Quién me golpeó? Esto no me está gustando... Siento como que me asfixio... ¿Qué pasa? ¡Me volvieron a golpear! ¿Por qué me siento así? Me duele el pecho... ¡no soporto más! Parece que a mi alrededor hay agitación, porque escucho muchos ruidos, voces de gente que grita y que se mueve de un lado a otro... ¡Me golpearon otra vez más! Esto es horrible... siento que me desespero... me asfixio.... ¿qué me está pasando?

 

Un nuevo golpe me sacude entero, y de pronto siento como que todo se libera.... respiro profundamente. Una sensación increíble de paz y satisfacción me llena el pecho. Abro los ojos y... ¡veo! Y no puedo menos que llorar de júbilo para avisar a todos que "Aquí estoy"... ¡y estoy feliz de estar vivo!

Luego de concluido el cuento, se propone conversar acerca de lo vivido. Pueden irse sugiriendo las siguientes preguntas:

 

Actualización

El camino que recorre el cristiano que se convierte, se parece mucho a la experiencia vivida por el bebé:

 

Hasta aquí llegamos. Se ha convertido. Ha aceptado a Jesucristo como su único Salvador, ha creído en El y se ha propuesto cambiar de vida. El bebé ha salido del vientre materno. Pero... ¿qué pasó con el bebé del cuento? De las respuestas que den los participantes, se llegará a que aún faltaba algo más. No basta con que el bebé "nazca", sino que todavía falta que respire por primera vez, y que realmente "viva".

 

Esto es lo que hace el Espíritu Santo en nuestras vidas. Si llegamos hasta este punto del camino (el propósito conversión) y nos quedamos ahí nomás, habremos nacido muertos. Nos falta llenarnos del Espíritu Santo, como el bebé llenó de aire sus pulmones. El nos dará vida y recién entonces habremos "nacido a una nueva vida".

 

 

Pedir y recibir el Espíritu Santo

Jn 15,26

"Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, El dará testimonio de mí"

 

 

Jn 3,1-3.5.7

Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo. Fue a ver a Jesús y le dijo: "Maestro, sabemos que tú has venido de parte de Dios para enseñar, porque nadie puede realizar los signos que tú haces, si Dios no está con él". Jesús le respondió: "Te aseguro que el que no renace de lo alto, no puede ver el Reino de Dios. El que no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios. No te extrañes de que te haya dicho: Ustedes tienen que renacer de lo alto."

Jn 6,63

El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo less he hablado, son Espíritu y son vida.

 

Rom 5,5b

…El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado.

Rom 8,15

Y ustedes no han recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el temos, sino el espíritu de hijos adoptivos que os hace llamar a Dios ¡Abba! Es decir ¡Padre!

Rom 8,26

El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como es debido; pero el mismo Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables.

 

 

Lc 11,13

Si ustedes, siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, cuánto más el Padre del cielo dará su Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan

 

 

 

Oración Final

Invitar a los participantes a que en un momento de oración pidan a Dios que derrame en sus vidas el Espíritu Santo, que los llene con su vida y los transforme.

 

Para motivar la oración puede utilizarse la siguiente cita: "Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo: les arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Así ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios" (Ez 11,19.20b)

 

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