MEGATENDENCIAS MISIONERAS

"Un día impresionó a todos los lectores del periódico local la noticia que apareció también en los muros de la Iglesia: "Con profundo dolor comunicamos la muerte de la parroquia de Santa Rufina. Los funerales tendrán lugar el domingo a las 11:00". El domingo la Iglesia estaba llenísima. Nunca se había visto cosa igual. El Párroco había colocado el féretro arriba, junto al altar, sobre un vistoso catafalco. Los feligreses, atentos y con los ojos bien abiertos, se estiraban para ver y oír mejor. Ni respiraban. El Párroco pronunció una homilía muy sencilla y emotiva. Al concluir, en tono misterioso y compasivo dijo: "Creo, hermanos, que nuestra parroquia solo por un milagro podrá resucitar. Ni soy Dios ni tengo poderes extraordinarios, pero – ya que habéis venido tantos demostrando con ello que algo la queréis -, voy a hacer una última tentativa. Mientras rezo, con la mayor fe que me es posible, vosotros, en fila de uno en uno, podéis ir pasando para ver el cadáver". El Párroco abrió el ataúd. Todos se preguntaban curiosos quién podría estar dentro. Comenzó con lentitud el desfile y, al pasar, todos miraban, entre curiosos y extrañados, en el ataúd. Como en el fondo había un espejo, cada uno pudo ver su propio rostro". (M. Valmaceda). Introducción Hemos iniciado el nuevo Milenio, el nuevo siglo. Es un horizonte infinito el que se nos abre.

Juan Pablo II había iniciado su Pontificado con miras a llevar a la Iglesia al umbral de este nuevo siglo. En el año 90 había escrito la Encíclica Redemptoris Missio en la cual vislumbraba la nueva aurora misionera y comprometía a toda la cristiandad a "dedicar todas las fuerzas eclesiales a la nueva evangelización y a la misión ad gentes" (RM 3). Luego convoca a todas las Iglesias particulares al Jubileo, invitándonos a que sea un "año de gracia y de misión". Y ya pasado el santo Jubileo del año 2000, con su carta apostólica Novo Millennio Ineunte nos pide a todos una programación audaz en cada Iglesia Particular a fin de "ir más adentro", más lejos, a todos los rincones del universo con la Buena Noticia del Evangelio. Para el Papa, las/os jóvenes tienen en esta tarea, un papel protagónico. En su mensaje a los jóvenes y a las jóvenes del mundo con ocasión de la XII Jornada mundial de la Juventud, les dice entre muchas otras cosas: "En este mundo ustedes están llamados a vivir la fraternidad, no como una utopía, sino como posibilidad real; en esta sociedad están llamados a construir, como verdaderos misioneros de Cristo, la civilización del amor".

Y en el mensaje para la XVII jornada les dice: "Que el Evangelio sea el gran criterio que guíe las decisiones y el rumbo de su vida! De este modo serán misioneros con los gestos y las palabras y, dondequiera que trabajen y vivan, serán signos del amor de Dios, testigos creíbles de la presencia amorosa de Cristo". El Vaticano II ha sido la gran clarinada de renovación y transformación de la Iglesia. Pero ningún documento ha evolucionado tanto y ha marcado hitos tan novedosos en la caminada posconciliar, como el documento misionero del Concilio, Ad Gentes. Es que la misión renueva la Iglesia. La misión es dinámica, audaz, creadora, innovadora, plena de vida, comprometida, generosa, martirial. Sabe del testimonio hasta la sangre, de la inserción hasta la encarnación. Conjuga todas las lenguas, todas las culturas, sabe tender manteles y sentar a la mesa a los más dispares comensales para construir, en el diálogo, la fraternidad universal. La misión tiende puentes, crea alianzas, cierra abismos. Sabe de la misericordia y de la comunión. Se recrea y recrea todo a su alrededor. Sabe afrontar obstáculos y superar desavenencias. Tiene la fuerza del Espíritu, la pasión de la Cruz y el amor del Padre. Misión y Milenio van de la mano. El uno con sus desafíos. La misión con sus iniciativas. Ambos confluyen en la única historia de salvación. El nuevo Milenio nos sobrecoge con su novedad. La misión con sus respuestas. El tercer Milenio marca la fecha simbólica del cambio de época. Para los cristianos es una oportunidad leer los signos de los tiempos y descubrir en ellos la presencia del Espíritu de Dios y los desafíos pastorales que los nuevos tiempos traen a la Iglesia. Son tiempos de profundo cambio. Por lo mismo habrá nuevas tendencias, nuevo lenguaje, nuevas preocupaciones, nuevos protagonistas. A estas nuevas tendencias las llamamos "megatendencias", porque denotan un marco de referencia que hace compresible el rumbo (camino), aunque no necesariamente el arribo o punto de llegada, la meta final. Hablo de las "megatendencias" de la Misión y no de economía, de política, de desarrollo social, etc. No necesariamente son algo definitivo, sino que pueden estar sujetas a modificaciones y en esto puede estar su fuerza. Casi apenas las enumero.

Hablo de diez megatendencias misioneras:

1.- La CULTURA: nuevo contexto de la Misión

Del área geográfica pasamos al área cultural. Juan Pablo II dice que "la cultura es el área vital en la cual se juega el destino de la humanidad". Según Pablo VI en la E.N (el Anuncio del Evangelio), antes evangelizábamos personas. Ahora tenemos que evangelizar culturas. Es la cultura el nuevo hábitat de la evangelización. Hablamos de "ambientes", atmósferas", "sensibilidades", "comunidades culturales" generadoras de significación, en las que coexisten elementos de distinta naturaleza, sociales, políticas, económicas. Hablando con ustedes, jóvenes, es necesario volver a hacer referencia a la postmodernidad, que está generando un fenómeno cultural de polaridades en tensión: de una cultura de "lo uno" se está pasando a una cultura de "lo plural", de "lo definido" a "lo ambiguo", de "lo lineal" a "la red". En sentido amplio, las culturas juveniles se refieren a la manera en que las experiencias sociales de los jóvenes son expresadas colectivamente mediante la construcción de estilos de vida diferentes localizados fundamentalmente en el tiempo libre o en espacios intersticiales de la vida institucional. En un sentido más restringido, son micro sociedades con grados significativos de autonomía respecto de las instituciones adultas. Los jóvenes de hoy han creado verdaderos movimientos culturales que conjugan factores institucionales con factores de orden subjetivo. Recientes estudios advierten sobre algunos rasgos de las sensibilidades de estas culturas juveniles: son diversas, no homogéneas, contraculturales; tienen que ver con atmósferas o ambientes generadores de significación que no coexisten, no constituyen un período cronológico ni un sector. La cultura es transmitida de una generación a otra a través de símbolos, mitos y rituales. Sin comprender estos elementos somos incapaces de comprender la cultura. Al acercarnos a estos elementos, a su comprensión nos exige profundo respeto, admiración, veneración. Para entender a la juventud y la crisis por la que pasa la religión organizada es necesario comprender la cultura moderna. La cultura moderna ofrece a las/os jóvenes un pluralismo de valores jamás visto. Este pluralismo de la vida moderna tiene su lado positivo. Nadie quiere volver a los tiempos en que las personas eran quemadas en la hoguera porque pensaban diferente. La increíble velocidad de los cambios, sin embargo, es un gran desafío. No hay tiempo para que el joven asimile de forma organizada, la gran cantidad de informaciones, opciones y modelos desplegados sobre él. El cambio es esencial para la sobrevivencia, pero muchos cambios dejan a las personas sin ancla y a merced de las olas. En este sentido, no podemos ignorar uno de los aspectos negativos de la cultura moderna para los jóvenes: la fragmentación. El gran campo de la evangelización es hoy por hoy, la cultura. Esto nos desafía como jóvenes, protagonistas de la Nueva Evangelización. Hay que abrirse a todas las culturas, estrenar el diálogo intercultural, aceptar lo diferente de las demás culturas, romper con todo etnocentrismo, saber aceptar a la luz del Evangelio, los antivalores y cultivar los valores como "semillas del Verbo", semillas de Evangelio sembradas por el Espíritu desde siempre.

2.- La IGLESIA PARTICULAR como nuevo sujeto responsable y activo de la Misión.

- No existen dos Iglesias - Hemos pasado de las misiones a la MISIÓN. - Hablamos hoy de una Iglesia en Misión - La Misión tiene una Iglesia - La Iglesia no tiene una misión. Ella es Misión. "Tu nombre es Misión". El gran descubrimiento del Vaticano II: La Iglesia Particular sujeto de la Misión. AG 20 Cuatro textos inspiradores: 1. Mc 16,15: "Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación. 2. AG 20: "Es muy conveniente que las Iglesias jóvenes participen cuanto antes activamente de la misión Universal, enviando también Ellas misioneros que anuncien el Evangelio por toda la tierra, aunque sufran escasez de clero".

Puebla 368: "Finalmente ha llegado la HORA… de proyectarse más allá de sus propias fronteras ‘ad gentes’. Es verdad que también nosotros necesitamos misioneros. Pero debemos dar desde nuestra pobreza"

Juan Pablo II mensaje al Comla 3: "ha llegado para América latina la HORA de emprender una Evangelización sin fronteras… de traducir en la práctica y sin dilación el compromiso adquirido, que hará de vuestro continente un continente de la Esperanza misionera para toda la Iglesia".

Las cinco etapas de la misión a través de la historia

Rahner, "analizando los rasgos del ‘nuevo rostro de la Iglesia’ surgido del Concilio, destacaba la preponderancia de la idea de Iglesia particular como expresión de la vida y de la reflexión sobre la Iglesia. El dato bíblico, el magisterio y la teología concuerdan en la importancia de la Iglesia particular. La naturaleza misionera de la Iglesia se basa en su sacramentalidad (Iglesia misterio), en su catolicidad (Iglesia comunión) y en su apostolicidad (Iglesia misión). Hay que recordar que, ésta naturaleza misionera de la Iglesia no puede reducirse a la misión de la pastoral ordinaria y local, lo cual sucede en muchas partes, inclusive en los seminarios, sino que necesariamente debe orientarse al universalismo. "Sin espíritu misionero universal, no habrá ni primavera ni nueva evangelización", (Card. Tomko al Sínodo europeo), ni tampoco auténtica acción pastoral. Por lo tanto ha llegado el momento de "dedicar todas las fuerzas eclesiales a la nueva evangelización y a la misión ad gentes" RM 3. Ninguno de ustedes se está preguntando si es hombre o es mujer, si es de tal cultura o no, si es de tal familia o de otra. No se pregunta por la identidad, por el SER. Durante los tres primeros siglos de la Iglesia,, nunca se preguntó si era o no misionera. Simplemente Ella es Misión. Y se responsabilizaban de la tarea evangelizadora las Iglesias que iban naciendo: Jerusalén, Antioquía, Éfeso, Corinto, etc. Cuando perdió esta identidad y este protagonismo de las Iglesias, a principios del Siglo IV, tuvo que comenzar a hablar de Misión. Luego se habló de misiones y esas misiones se le encargaron a monjes, Institutos misioneros. Las Iglesias particulares estaban muy ocupadas en su administración. Con el Vaticano. II se retoma la Misión en su origen y se le responsabiliza de nuevo a las Iglesias particulares de este compromiso y tarea. Desde nuestro bautismo estamos comprometidos en ello. Cada bautizado, cada parroquia, cada grupo apostólico, cada grupo juvenil, cada diócesis, somos misioneros. Y la misión se origina con responsabilidad primera en estas Iglesias dirigidas por sus obispos, sus sacerdotes y todo el Pueblo de Dios.

3.- La INCULTURACIÓN como la nueva metodología de la Misión.

Partamos de un ejemplo muy simple. Un campesino va a la chacra, o huerta, o campo de cultivo en donde él siembra maíz. El maíz sembrado en los Andes, en las alturas, o sembrado en los valles, o en las tierras medianeras, tienen sabores, colores, dimensiones períodos de siembra y cosecha distintos. Pero es maíz, no es otro grano. Puro maíz. Qué sembramos? Maíz. Dónde se sembró ese maíz? En un campo previamente preparado. Cómo se sembró? Habrá métodos distintos, herramientas distintas. Permítanme explicar la Inculturación con el ejemplo del maíz. Basta ir respondiendo a estas tres preguntas: qué se siembra, dónde se siembra y cómo? Qué se siembra: el Evangelio. Dónde se siembra: en las culturas. Cómo se siembra: con un método nuevo, necesario, un tanto difícil que se llama la inculturación. Como ven es el mismo Evangelio en todas las culturas, pero cada una de ellas como que lo envuelve a su manera, según sus tradiciones, su lengua, sus mitos, sus ritos, su experiencia de Dios. No es que se siembre el Evangelio, sino que se va develando, descubriendo en los valores de cada cultura y se va fortaleciendo, redimensionando en todo el proceso de maduración de las mismas culturas. Tres palabras: "In": en, dentro; "cultura"; "acción": es decir, una acción que se realiza en la cultura para permitir que el Evangelio se exprese con las mediaciones de esta cultura. Así comenzó Jesús en su predicación. Le hablaba a la gente desde su misma cultura, con ejemplos que ellos entendían, pero corrigiendo, sanando, purificando. Los apóstoles hicieron lo mismo: anunciaban en las propias lenguas de cada pueblo y según los elementos propios de esos pueblo. Sólo que después la Iglesia se "casó" con una cultura y olvidó las demás o las rechazó. También esto es obra del Concilio Vaticano II, el volver a establecer el encuentro entre fe y cultura. Cuenta San Francisco de Sales que, según Plinio, uno que en su época se las sabía todas en el campo de las ciencias naturales, en una región cultivaban almendras. Los campesinos agarraban una de esas almendras, le quitaban la envoltura, y escribían en la parte central, en el corazón, una palabra. Luego la volvían a cerrar y la sembraban. De ahí nacía un árbol, un almendro, que daba almendras muy especiales, pues todas ellas llevaban escrita esa palabra de la primera almendra". El Espíritu de Dios grabó en el corazón de cada cultura, desde siempre, una Palabra, la Palabra del Hijo de Dios. Por la inculturación lo que hacemos es tratar de leer esa Palabra con los signos de cada cultura. Las/os jóvenes aquí tienen un campo amplio de trabajo. Son fáciles para el encuentro, para el diálogo. Entre ustedes difícilmente se da la exclusión, el rechazo por etnias o razas, o religiones. Hay que aprovechar este don y esta posibilidad para hacer llegar por medio de ustedes el evangelio a todos los pueblos y culturas.

4.- TEOLOGIA EN CONTEXTO.

Cada pueblo tiene su propia experiencia de Dios. Con lenguaje sencillo o un tanto más sofisticado, las culturas van haciendo su caminada en búsqueda de Dios, desde su propia realidad, expectativas, sufrimiento, sueños y esperanza. Los pueblos más primitivos u originarios cuentan a su haber con un grupo prominente de Sabios que acompañan este proceso. La Iglesia tiene un acerbo de doctrina y de experiencia en este campo. Se acentúan aspectos de la teología según la cultura de oriente o de occidente. Los teólogos investigan, los pastoralistas aportan desde su praxis. De pronto se creyó que la Teología era ya algo hecho y definitivo. De ahí nacieron los grandes manuales en los cuales estudiamos nosotros los sacerdotes de vieja data. El Documento ad gentes del Vaticano II al hablar de las Iglesias autóctonas plantea que estas Iglesias deben tener su lengua propia, su liturgia propia, sus ministros propios, su teología propia. Hoy esta Teología se llama "Teología en contexto", es decir, una teología que se va generando en la reflexión y praxis pastoral de una Iglesia situada en una cultura determinada. Esta Iglesia pasa a ser sujeto de esta teología y esta teología enriquece el acerbo teológico de la Iglesia universal, es una teología en comunión con la Iglesia universal. Aquí se abre una escuela amplia de reflexión, de aporte, de creatividad para la Juventud.

5.- NUEVA ESPIRITUALIDAD.

No se trata de "espiritualizar" la tarea misionera. El espiritualismo es cobardía. Se trata más bien de vivir en profundidad lo esencial de nuestra vida apostólica, o mejor, de vivir la misión desde la raíz, desde lo "fontal" /allí donde la fuente mana…). Sólo las motivaciones teologales dan razón de nuestra vida misionera. Lo demás es agua de borrajas, Se trata, en definitiva, de ser hombres y mujeres de FE. De ello depende el presente y el futuro de la Misión, su vitalidad y eficacia evangélicas. Mi convicción como misionero es ésta: las fuentes de inspiración del misionero han de ser teologales. La misión, planteada en términos voluntaristas o ideológicos no tiene futuro. Hay apóstoles que se han quemado antes de tiempo. Misioneros decepcionados, resignados, que dimiten de su tarea y se dedican a otras cosas…¿Por qué? Algunos eran jóvenes estupendos,, generosos, inteligentes…No han resistido el "embiste" de la misión. Es difícil conocer todas las causas. Sólo Dios puede juzgar. Pero la misión es un combate, (hay que decirlo), y el combate quema cuando los móviles que empujan al misionero a aceptar la batalla son de tipología humana (‘light’) o no han sido suficientemente interiorizados. Llega un momento en que el altruismo, el sentido del deber o el valor no bastan. Cuando el misionero es empujado por una visión personalista de su tarea o por un planteamiento eficientista de su misión, acaba un día perdiendo la esperanza. Dos demonios van a acechar desde entonces su vida, dos(al menos): el resentimiento y (o) la resignación, ‘parasitando’ su ministerio, bloqueando su vitalidad. Lo que no quema es la experiencia teologal y el compromiso que surge de ella, Por eso la espiritualidad es sentida, en muchos sectores de la Iglesia misionera, como una prioridad. Antes de morir Rahner decía que el cristiano del siglo XXI será un místico o no será cristiano… Lo mismo dice el papa en la Redemptoris Missio hablando del misionero: o es un contemplativo o no será misionero. La mística (la espiritualidad) debe alentar el compromiso apostólico, animar, darle un alma. De lo contrario no hay misión ni misionero, sólo sucedáneos.

La "espiritualidad" del sistema neoliberal está construida sobre cuatro pilares:

Seis criterios de espiritualidad misionera:

Jesús predicaba lo que vivía; Gandhi vivía lo que predicaba. El primero estaba mucho más vivo Porque su enseñanza brotaba de la experiencia de la vida. El segundo era un ser lógico y razonable, Y por eso su vida tuvo mucho menos sabor, Porque consistía en poner en práctica lo que previamente Había sido elaborado por la razón. Tony de Mello.

Espiritualidad es siempre la Espiritualidad cristiana. Por lo tanto no hay espiritualidad de la misión sin:

Contemplativos: "Aquel que actúa como si viera al invisible". "Sin visión el Pueblo se relaja" Prov 29,18 Ministro de la Palabra Lc 1,2. "Tus ojos han visto las palabras" Dt 4.9 (palabra proclamada, repetida, murmurada, meditada, cantada hasta hacerse contemplación). Ministro de la visión y del testimonio: At 26,16 Administrador de los misterios de Dios 1 Cor 4,1 Siervo de la Palabra AtG 1,4 Hombre de Dios 1 Tim 6,11 Sé en quién he creído 2 Tim 1,12 Toda la fuerza de esta espiritualidad se centra en la Misión dejándonos guiar por el gran Protagonista de la Misión que es el Espíritu Santo. Para la juventud esta espiritualidad tiene un llamado especial a la contemplación, a la interiorización y a compartir la experiencia que desde variadas culturas y grupos juveniles van siendo ya una riqueza para la misma Iglesia.

6.- EL OTRO, EL DIFERENTE, su aceptación que nos lleva al compromiso con los excluidos.

"En épocas remotas, las mujeres se sentaban en la proa de la canoa y los hombres en la popa. Eran las mujeres quienes cazaban y pescaban. Ellas salían de las aldeas y volvían cuando podían o querían. Los hombres montaban las chozas, preparaban la comida, mantenían encendidas las fogatas contra el frío, cuidaban los hijos y curtían las pieles de abrigo. Así era la vida entre los indios onas y los yaganes, en la tierra del fuego, hasta que un día los hombres mataron a todas las mujeres y se pusieron las máscaras que las mujeres habían inventado para darles terror. Solamente las niñas recién nacidas se salvaron del exterminio. Mientras ellas crecían, los asesinos les decían y les repetían que servir a los hombres era su destino. Ellas lo creyeron. También lo creyeron sus hijas y las hijas de sus hijas". Eduardo Galeano El drama de los excluidos, de la discriminación, del etnocentrismo ha sido un propio de la caminada humana. Las desigualdades sociales así lo evidencian. La mitología nos lo cuenta desde las eras primordiales, los libros sagradas de todas las religiones lo constatan y es un drama que perdura entre nosotros a través de las desigualdades sociales con sus secuelas de dolor, violencia y de miseria. Cristo también se encontró con esta dura realidad en su pueblo. Muchos eran los excluidos, pocos los selectos o privilegiados. Y Él tomó opción definitiva por los relegados o pisoteados de la sociedad. Los que llegan primero La noticia de la Buena Nueva ha sido dada en exclusiva a los últimos. Nos cuenta el Evangelio de Lucas que había por entonces en aquella comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche sus rebaños. Los pastores son unos marginados. Es oficio relegado a niños o mujeres. En las serranías andinas lo constatamos a diario. Lo mismo podemos decir de las pastoras o pastores africanos. Es un oficio de sol a sol y a la intemperie. Es difícil para un pastor hebreo, judío el que pueda estudiar las Escrituras. Esto le da un lugar último en la jerarquía religiosa de su pueblo. "Analfabetos en Escrituras, quedan excluidos de los secretos de Yahvéh". Pero el pensamiento de Dios es otro. No tiene en cuenta nuestras jerarquías. No respeta las precedencias y exigencias protocolares. Cuando tiene que comunicar la noticia de la llegada de su propio Hijo a la tierra, concede la primacía a los pastores. No basta decir que Jesús es el principio de la Misión. Es necesario indicar en dónde y con quiénes comienza Él su Misión. Cuando debía distribuir las invitaciones oficiales para aquella visita decisiva, reserva los primerísimos puestos para los pastores, o sea, para los últimos. "No teman, pues les anuncio una gran alegría que lo será para todo el pueblo: les ha nacido hoy en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor". Si observamos bien en todo el pasaje de Lucas (Lc 2,8,20), encontramos varios de los elementos o propiedades de la misión: - la buena noticia proclamada, celebrada: "les anuncio una gran alegría…" - una propuesta o una invitación delicada, amable. aceptan, tienen una señal: "encontrarán un niño…" - una decisión personal: "vayamos hasta Belén y veamos…". "Y fueron a toda prisa". - un descubrimiento gozoso: "lo encontraron…" - la comunicación de una experiencia: "al verlo, dieron a conocer…" - una fiesta: regresaron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto". En síntesis: los pastores han escuchado, han respondido, han visto, han contado y finalmente, han festejado las maravillas de las que han sido espectadores y protagonistas. Los que han venido de lejos La lejanía!!! Quiénes son los lejanos? Los extranjeros, los migrantes, los de otra raza, color, etnia, clase social, religión, cultura. Existe la lejanía de la incomunicación, de la soledad, de la violencia, del estrés. Y la soledad última, la del agonizante. En esta situación extrema viven los excluidos. Los lejanos…no es algo ocasional, individual, es su estado de vida comunitaria permanente: la agonía. "La promesa vale para ustedes y para sus hijos y para todos los que llame el Señor Dios nuestro, aunque estén lejos" (Hch 2,39). E Isaías añade: "Los lejanos escuchen lo que he hecho" ( Is 33,13). "Unos magos que venían del oriente se presentaron en Jerusalén diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el oriente y hemos venido a adorarle" (Mt 2,1-2). Después de los pastores, llegan los magos. Su presencia es incómoda en Jerusalén. A unos les causará sorpresa, a otros, curiosidad, pero a muchos fastidio y apenas los soportan. Quienes más se incomodan son las cúpulas del poder político y religioso. Dentro de su actitud mental, nada cambia, todo está determinado, definido. Por eso, más que la presencia física de los magos, les incomoda la noticia que ellos traen. Se trata de un rey nacido en Belén y descubierto a partir de una estrella. No hay más rey que el César, Belén es insignificante y la lectura de las estrellas es magia. Los magos han descubierto un signo que los lleva al pesebre. Han visto y han discernido sobre este acontecimiento de la estrella como algo premonitorio de una realidad totalmente nueva. Han visto y han seguido a la estrella. Han llevado los presentes de sus propias tradiciones. Han traspasado todas las fronteras: patrias, religiosas, culturales, sociales. Han reconocido en el niño del pesebre al paradigma de su visión. Y finalmente, han escuchado una voz interior que les decía retomar otro camino. Cuando uno se ha llenado de tanta luz, los caminos trashumantes quedan atrás para emprender una nueva etapa. Jesús desde el pesebre inicia su encuentro con todos los lejanos. Mejor, los reúne en un solo pueblo ya sin fronteras de ninguna naturaleza. La humanidad dividida después del intento fallido de la torre de Babel, vuelve a reunirse, a congregarse en lo que el Concilio llamará el "Pueblo de Dios". Los expertos hablarían del diálogo interreligioso o intercultural y los misionólogos podrían hablar ya del inicio de la misión ad gentes. Al menos de su apertura. Esta luz nos lleva definitivamente al encuentro del "Otro". Postergación de la Mujer La historia de la discriminación de la mujer se pierde en el horizonte de la caminada humana. Pasa por todos los rechazos, vejaciones, postergaciones y difamaciones posibles. Cada época está marcada por un rasgo determinante en este drama específico. El tema de la desigualdad asume todos los colores, tintes, posiciones no solo en relación con los hombres, sino aún entre las mismas mujeres. "Señora, dígame: ¿tiene usted algo de semejante a mi situación? ¿Tengo yo algo semejante a usted? ¿De qué igualdad vamos a hablar entre nosotras? Si usted y yo, señora, no nos parecemos, somos tan diferentes. Nosotras no podemos, en este momento, ser iguales, aún como mujeres, ¿no le parece?". (Domitila Chungara, dirigenta del Comité de Amas de Casa de la Mina Siglo XX de Bolivia, en las palabras que en 1975 dirigió en la Tribuna del Año Internacional de la Mujer, respondiendo a la presidenta de la delegación mexicana). Etnia, clase y género son tres formas de dominación que si bien están vinculadas, no son idénticas, pero que sin embargo, juntas ajustan una sola estructura, en la cual se definen todas las relaciones sociales, institucionales y personales, públicas y privadas, de producción y de reproducción, de la misma manera en el devenir cotidiano, como en el devenir histórico de los pueblos latinoamericanos. El derecho a la diversidad "Un conejo, un pájaro, un pez, una ardilla, un pato y otros animales, decidieron fundar una escuela. Todos se pusieron a discutir qué es lo que se debía enseñar. El conejo insistía en que la carrera debía figurar como asignatura. Lo mismo hizo el pájaro con el vuelo; el pez, con la natación y la ardilla con la trepa de árboles. Todos los demás animales querían también que sus respectivas especialidades constasen en el repertorio de disciplinas. Hecho de este modo, cometieron el error garrafal de que todos los animales habían de seguir todos los cursos. El conejo se comportó magníficamente en la carrera; ningún otro podía correr como él. Pero se dijeron que enseñar al conejo a volar era algo positivo, intelectual y emocionalmente. Por tanto, se empeñaron en que el conejo aprendiese a volar. Le pusieron sobre una rama y exclamaron: "¡Vuela, conejo!". Y el pobre animal saltó al vacío, se rompió la pata y se fracturó el cráneo. Como consecuencia de la caída, ni siquiera pudo ya correr bien. En vez de un sobresaliente en carrera, sólo obtuvo un aprobado, y en vuelo le suspendieron. El comité de estudios seguía entusiasmado. Con el pájaro ocurrió algo parecido; volaba a su antojo, haciendo toda clase de piruetas en el aire, por lo que era candidato seguro al sobresaliente. Pero quisieron que el pájaro excavara un agujero en el suelo como un topo. Naturalmente, se quebró las alas, el pico y todo lo demás, por lo que no pudo volar satisfactoriamente. El comité se contentó dándole un simple aprobado en vuelo, y así con todos los demás" (L:F:Buscaglia). En esta hora oscura de fanatismos, integrismos, fundamentalismos en la que se debate la humanidad entera en todos los campos, llámese político, económico, cultural o religioso, es bueno dar una mirada serena a esta realidad y dejarnos invadir por el Espíritu que sigue tejiendo la historia desde la diversidad, la tolerancia, el diálogo, la comunión como propuestas de humanidad posible, vivible y esperanzadora. De Babel a las torres Gemelas El capítulo once del Génesis nos cuenta un hecho, por lo demás, actual: el grupo humano de ese tiempo se pone de acuerdo sobre algo muy particular. Construir una ciudad y en ella una torre que llegue hasta el cielo y los haga famosos. Podemos leer en letra menuda dos cosas: 1. La solidez del edificio está basada en la uniformidad. 2. Será un edificio que concentre el poder y la grandeza de este pueblo. Desde ya podemos aventurar una conclusión: toda uniformidad es excluyente. Toda exclusión se define por un poder absolutista. Babel se repite cada vez que se absolutiza una sensibilidad, una racionalidad, un modelo económico, una teología. Las torres gemelas son el signo de un modelo económico. Todo fundamentalismo económico es también terrorista. Genera exclusión. División. Muerte. Pero es más grave cuando este modelo se autoproclama como la "encarnación del bien". Él es el único bueno. Lo demás es malo. Por lo mismo, hay que definirse o a favor o en contra. Es un nuevo maniqueísmo. Esta lucha entre el bien y el mal va generando bandos, partidos opuestos que comienzan a condenar al contrario y crea sistemas de autodefensa bien definidos en lo ideológico, en el comportamiento, adoctrinamiento y selección de sus correligionarios. Y se culmina con un culto idolátrico a sus ideas y a sus dioses. En lenguaje más popular esto lo llamamos "capillismos". Toda exclusión es idolátrica y pagana. Cómo reaccionar a todo esto? Tenemos que regresar a Pentecostés. Es el desafío de la comunión en la diferencia. El milagro se da desde la recepción del mensaje por el auditorio: cada uno comprende al interior de su propio idioma, es decir, de su propia racionalidad, idiosincrasia, mentalidad, sensibilidad. Concluimos con el gran Mártir de la causa negra y de los derechos humanos en Norte América, el pastor Martín Luter King: "Esta será la última alternativa del género humano: caos o comunidad". Para construir una mundo nuevo no se requiere especializar más la policía, sino socializar más los bienes, compartir el dolor y la esperanza con los demás, respetar los credos de todo orden, calmar el hambre y la enfermedad de un mundo agónico, destruir nuestras torres emblemáticas y sentarnos a la mesa común como hermanos y hermanas. El derecho a la diferencia "Para tejer un tapiz es necesario comprender la textura de cada hilo. La riqueza armónica es hija de la diversidad, no de las similitudes". Es la diferencia la que hace la armonía, la belleza, el arte, la poesía, la música. Son las estaciones con la variedad de sus ciclos, la pluralidad de colores del arco iris, las diferencias en razas, pueblos, culturas, lenguas, tradiciones lo que le da a nuestra existencia la posibilidad del éxtasis, el enriquecimiento del espíritu, la pasión de vivir. La rutina, la monotonía nos destruyen. Daniel Autil en la película francesa "El octavo día", explica en la pantalla como una persona bien distinta, alguien con síndrome de Down aún en la vida real, vivía su vida y encontraba su mundo en medio de un mundo diferente, sin que ninguno de esos dos mundos fuera mejor o más real que el otro. Cuando al final explica el título de la película, llena el alma de lagrimas con el sonido alegre y teñido de su voz tan genuina como característicamente distinta: "El primer día hizo Dios la tierra y el cielo con las estrellas; el segundo día hizo a los pájaros para que volaran y cantaran; el tercer día hizo la televisión; el cuarto día hizo al hombre para que viera la televisión…; el séptimo día hizo el arco iris para descansar; ¡y el octavo día me hizo a mííí!" Y reía con todo su rostro y los brazos extendidos, como parte de ese mundo múltiple y loco en el que cada uno tiene su sitio, porque cada criatura tiene su creación…". Parte de nuestra formación o el hábitat cultural o religioso nos han hecho intransigentes, dogmáticos, incapaces de mirar y aceptar al "otro" diferente. Manejamos conciencias puritanas donde el "otro" vale si se parece a mí, o sigue las normas preestablecidas. Slzenitsyn dice de un personaje en una de sus novelas: "Tenía el mayor amor y consideración posible por la humanidad, y por eso mismo odiaba fieramente a cualquier ser humano que afeara ese ideal tan horriblemente". Bertrand Russell escribe de un amigo suyo que tenía "un gran amor por la humanidad, junto con un odio desdeñoso hacia la mayor parte de los hombres". Y Snoopy lo ha dicho aún con mayor concisión: "Amo a la humanidad. A quien no puedo aguantar es a la gente". Nuestras mismas convicciones religiosas nos llevan a veces a idealizar tanto la institución a la que pertenecemos, su estructura, sus reglamentos que no toleramos a hermanas o hermanos nuestros con quienes compartimos, simplemente o porque son jóvenes, o tienen otra formación, o porque piensan distinto sabiendo que están tratando sólo de respirar un aire más fresco fuera de nuestras disciplinas rigurosas…sin alma. En el Congreso Mundial de los Movimientos Eclesiales en Roma el domingo de Pentecostés del año 1998, el Cardenal Ratzinger dijo estas impresionantes palabras: "Es necesario decir alto y fuerte a las Iglesias locales, y también a sus obispos, que no se puede consentir ninguna pretensión de uniformidad absoluta en sus organizaciones y programaciones pastorales. No pueden llevar adelante sus proyectos pastorales como piedra de toque de que aquéllos tengan el Espíritu Santo, pues, ante los que son meros proyectos, puede ocurrir que las Iglesias se hagan impenetrables al Espíritu de Dios y a aquella fuerza que necesitan para vivir". Abrirse al Espíritu que es comunión en la diversidad, implica ejercitar más el don de la libertad en el amor a la verdad, en el respeto a la opinión ajena y una muy buena dosis de discernimiento, de escucha, de vida interior para aceptar al "otro" desde su diferencia.

7.- LA DEFENSA DE LA VIDA: opción y exigencias de renovación de la misma Iglesia

Ya en la primera charla hablamos de la Vida como tema transversal hoy en la Iglesia, en su pastoral, en sus opciones. Pero no basta hablar de la vida. La vida es crecimiento, cambio, madurez. El tema de la vida le exige a la Iglesia una renovación permanente. Podemos decir que la Iglesia necesita un espejo en donde irse mirando para ver cómo anda su loock, cómo se renueva. El Papa dice que ese espejo son Ustedes, Jóvenes. Esto les exige a ustedes entrar de lleno, con energía y vitalidad en este proceso de renovación. San Pablo nos dice que necesitamos cambiar de mentalidad. Y el Papa Pablo VI añade que es necesaria una mentalidad de cambio. Es que podemos hacer el cambio a una mentalidad estática, parasitaria. Por eso es bueno una mentalidad de cambio como proceso, como convicción, como modo de ser. Santa Teresa ya lo decía: "cambiar o morir". Muchos en la Iglesia, me temo que aún entre las/os jóvenes, opten por lo segundo. Les queda a ustedes, jóvenes cumplir con esta tarea, mejor, con este carisma renovador dentro de la Iglesia.

8.- NUEVO LENGUAJE: LOS SIMBOLOS.

El lenguaje es la sabiduría de los pueblos y hay que recrearlo y entender la revolución del lenguaje que es uno de los grandes cambios del mundo de hoy. Frente al lenguaje hay que hacer una realfabetización porque ya no sabemos sin leer ni escribir. Cuando un joven entrega una flor a su enamorado, él está usando la flor como símbolo de sus sentimientos para con ella. Transmite significado a través de la imaginación y emociones. Si explicamos los símbolos como tantas veces hacemos en nuestras celebraciones, ellos pierden su dinamismo y poder. Los símbolos comunican en un nivel más profundo que las palabras "cualquier experiencia humana que necesita ser comunicada a los otros y preservada a través del tiempo debe ser expresada en símbolos" (Peter Berger). La evangelización que no utiliza los símbolos del pueblo y, en nuestro caso, de los jóvenes, pierde su eficacia. Cuando Pablo VI fue electo Papa resolvió dejar de lado la Tiara (corona papal). Fue un gesto simbólico par demostrar que el Papa es servidor del pueblo. Cuando murió pidió ser enterrado en una caja hecha de madera común. En la sociedad moderna el modelo de carro y el tipo de ropa usada son símbolos de estatus y poder. Lo simbólico adquiere hoy categoría de medio fundamental. Es un lenguaje único, novedoso, con códigos propios, con maestros propios que son los mismos jóvenes. Por eso hay que atender la nueva significación de las palabras, descomponerlas en su esencia original. Hablar de interrelación y después no aceptar las diferencias o cree en unúnico discurso, el mío, es una mentira. En una sociedad premoderna los ancianos son muy valorados por su experiencia y sabiduría. Al entrar en el nuevo milenio el ideal de vida presentado es ser joven. El joven simboliza energía, fuerza física, emociones fuertes, autenticidad, espíritu de aventura, espíritu de libertad y coraje para cuestionar. Qué sabemos de los símbolos del lenguaje de los gestos, del sentido del silencio? ¿Del goce de callar no para meternos en una burbuja autista, sino para llevarnos el mundo adentro? Así mismo, podríamos preguntarnos ¿Qué sabemos del lenguaje de la Juventud? De su ritmo, de sus gestos, de sus grafitos, de su rebeldía, de su inconformismo, de todo aquello que hoy se nos vuelve lenguaje novedoso en el cine, en la TV y en el mismo Internet? "Yo no puedo creer más que en un Dios que baila!", decía Nietzsche. Pero, "¡Cristo es ese Dios que baila!" Esto se puede ver , por ejemplo, en el fresco de la Iglesia de San Salvador de Chora en Constantinopla: Cristo desciende al infierno, aplasta las puertas del infierno con un pie, y con el otro, esboza un movimiento de ascensión de una blancura fulgurante, y arranca a Adán y Eva de sus tumbas. Ahí está: es el "Dios que baila". El cristiano es una persona que baila de alegría porque sabe que el amor es más fuerte que la muerte, con la alegría de saber que no está bloqueado en el espacio-tiempo sellado por la muerte. ¡No hay más muerte! Hay momentos de la vida quizá difíciles, quizá dolorosos, pero que son pasajes hacia la resurrección y ese cristianismo vivo es el que los jóvenes descubren hoy. Estamos llamados a vivir ese cristianismo, y eso es finalmente lo que esperamos que ustedes, jóvenes nos demuestren, nos enseñen, lo testifiquen con su palabra, sus signos, sus obras.

9.- La ESPERANZA: el servicio de la esperanza.

Para nadie es un secreto que estamos ante un mundo desesperado, al borde del abismo, de la muerte. El cristianismo, la Iglesia, la Juventud debe tener una palabra, un gesto, un signo que indique el camino a seguir en esta situación que es emergente y que parece irreversible. Bergson pedía para nuestro mundo tecnificado un "suplemento de alma". Hoy, en un mundo deshumanizado, está surgiendo de manera dramática la exigencia también de un "suplemento de corazón". "La ciencia ha provocado en la historia espiritual de la humanidad la aparición de un período glacial" (M. Mansuy). Se nos está congelando hasta la conciencia. Más que enfriamiento conciensual es pérdida total de la conciencia. Se requiere hoy un laboratorio espiritual donde se re-inventen estos "suplementos de alma y corazón" a fin de devolverle la respiración, la vida, el sabor y el calor a la conciencia del ser humano. A esto llamamos esperanza Servidores de esperanza. Como nunca, hoy, es actual el llamado de Pedro: "den razón de su esperanza" (1Pe 3,15). "Somos los hijos de la esperanza, el estupor de Dios" (Albino Luciani). Esto tiene un fundamento: Dios es Papá, Dios es Providencia, sus manos están abiertas, acogedoras, y para Él no hay nada imposible. Para San Mateo, "no hay que tenerle miedo a los que matan el cuerpo y no pueden matar el alma" (Mt. 10,28). Pero podemos hacer una paráfrasis: no hay que tenerle miedo a los que matan el cuerpo. Sólo hay que temer a aquellos que nos pueden quitar la esperanza. Ya el Vaticano II nos había indicado con certeza que " el mundo será de aquellos que sepan dar razones de vivir, motivos de esperanza a las próximas generaciones" (GS 31). La esperanza es virtud de combatientes. Ante la problemática de la humanidad no podemos claudicar. La esperanza es nuestra arma, fortaleza y energía en esta lucha a cuartel. Tenemos la convicción de que la Juventud que se muestra aveces insegura, inmediatista y un poco recelosa y calculadora, sepa esgrimir ante el mundo este secreto misterioso de su Esperanza: "servidores de Esperanza".

10.- GLOBALIZACIÓN DE LA SOLIDARIDAD

El fruto maduro del neoliberalismo es una sociedad egoísta, explotadora, excluyente. Las/os jóvenes están en la mira de los intereses neoliberales: son presa fácil de la propaganda, de la moda, de todo producto de consumo, peor, de todo facilismo y exhibicionismo. La globalización del mercado nos ha estandarizado. Todos estamos atentos a la convocatoria de sus nuevos productos. Atrás quedan los más débiles, las pequeñas empresas autogestionarias, los niños y los mayores de edad, mucha parte de la juventud, los pueblos del tercer mundo. Esto nos lleva a todos a la muerte. Es necesario confrontar esta realidad. Tenemos una única posibilidad: globalizar la solidaridad. No es difícil. Está dentro de nuestra genética cultural. Sabemos compartir lo mínimo que tenemos. Solo los pobres saben compartir. Entre las/os jóvenes esto pareciera sencillo. Tienen el espíritu, como un modo connatural de ser, para abrirse a los demás, sintonizar con sus dolores y sus alegrías y sus sueños. Es un propio de su identidad cultural. El objetivo de la solidaridad no es hacer cosas imposibles, sino unir fuerzas, crear sinergias para que la imposible sea posible. Simplemente es unir redes, darnos la mano, crear alianzas y, como si fuera poco, abrir el corazón. No podemos caer en las trampas del neoliberalismo. Son los pequeños grupos los que han hecho las más grandes revoluciones en la historia de la humanidad. Esto se ha logrado a base de constancia, de generosidad, de espíritu combativo, de esfuerzo creador. Para la Juventud aquí se vislumbra el camino más amplio de lucha, de superación. La solidaridad se puede realizar a todo nivel: entre amigos, entre vecinos, entre grupos homogéneos, de los jóvenes para con los mayores, del que tiene algo para con quien le falta algo o todo. Solidaridad en el campo intelectual, artístico, espiritual, material. Y una solidaridad más profunda: aquella que nos lleva a compartir el don de la fe con quienes no la han recibido, o la han perdido. En este campo es el joven, la joven, el mejor apóstol para la juventud. Conclusión No podemos afrontar los desafíos de la Misión en este comienzo de Milenio y de siglo con instrumentos obsoletos. Tenemos que asumirla desde una nueva realidad, una nueva visión de humanidad, con verdadera pasión, celo, gozo y entusiasmo.

Cuenca 22 de Julio del 2002-

Jesús e. osorno g. mxy secretario ejecutivo del DEMIS