Laicos Misioneros Combonianos de México

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Misioneros Combonianos en el mundo

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  Misioneros Combonianos - España
 

Misioneros Combonianos - Perú

 

Misioneras Combonianas - España

 

Misioneros de Africa - Padres Blancos - España

 

Misioneras Seculares Combonianas - Colombia

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Historia, desarrollo, características y proyecciones

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1. Historia

 

A mediados de1990, un grupo de 6 personas que trabajaban en la evangelización, dentro del movimiento carismático, conocieron a los Misioneros Combonianos, por medio del P. Octavio Raimondo, y entablaron con ellos compromisos de animación misionera. Dos años más tarde, en el mes de julio de 1992 se realizó el primer encuentro de formación e información para LMC. Con este fin de semana se hacía un compromiso de pertenecer al grupo de LMC con la idea de salir un día a la misión ad gentes. Dos años más tarde, el 10 de Octubre de 1994, se dio oficialmente la autorización para que los LMC mexicanos pudieran salir a la misión ad gentes.

 

Los grupos de LMC

Actualmente existen 5 grupos de LMC. El grupo de Guadalajara fue el primero en organizarse a partir de 1992. El grupo de la Cd. de México, se estableció algunos meses después. En Sahuayo, Mich., ha existido un grupo misionero desde hace más de 20 años, llamado “Liga Misionera Juvenil Raoul Follereau”. De este grupo misionero surgió, alrededor de 1995, el grupo local de LMC. El grupo de San Francisco del Rincón, Gto. se inició a raíz del XI CONAMI (Congreso Nacional Misionero) del año de 1995, celebrado en la cercana ciudad de León, Guanajuato. El grupo de Monterrey, N.L., comenzó sus actividades en el mes de febrero de 1997. Actualmente son aproximadamente 80 las personas interesadas directamente en el proyecto LMC distribuidas en los 5 diferentes grupos. En años pasados se han promovido reuniones y retiros con el propósito de dar contenidos formativos a los integrantes de los grupos. Más recientemente, a partir del mes de septiembre de 1998, se han tenido asambleas anuales generales de los LMC en las que se han tratado temas de interés general. El número de participantes ha sido, como promedio, de aproximadamente 50 laicos más algunos religiosos combonianos.

En la ciudad de Cuernavaca existe un grupo misionero que se reúne regularmente en el seminario comboniano. Varios de sus integrantes están interesados en el programa de los LMC y asisten a los retiros del grupo de México.

Existen luego numerosas personas que escriben para pedir información sobre el programa de los LMC y viven lejos de las ciudades donde actualmente existen los grupos de Laicos Misioneros Combonianos. El asesor mantiene correspondencia ordinaria y electrónica con estas personas. Si se orienta a estas personas con los otros LMC que tienen correo electrónico -en México y en la misión- se podrían constituir más adelante como "grupo virtual" de LMC.

 

 

2. Desarrollo

La salida ad gentes

En el mes de octubre de 1995, se inició la primera experiencia comunitaria de LMC -que habían decidido salir a la misión ad gentes- en una casa propiedad de los misioneros combonianos, en la Ciudad de México. Esta experiencia de comunidad constituye la última etapa de la formación de los LMC antes de salir a la misión. Fue así como se prepararon  los primeros 4 LMC mexicanos; Ana Luz Zamudio, de Guasave, Sin., Olivia Ayala, de Pajacuarán, Mich. y Pablo Cornejo y Silvia Castillo, del Edo. de México -área metropolitana-quienes fueron destinados a Guatemala, en el mes de julio de 1996. En 1999, tres de ellos regresaron. Ana Luz (Lucy) Zamudio permaneció en Guatemala al frente de un movimiento de muchachos y muchachas de la calle.

En el mes de octubre de 1996, dió comienzo la segunda experiencia de vida comunitaria, en la casa anexa a la comunidad comboniana de la colonia Moctezuma, en la Ciudad de México. En el mes de julio de 1997 salieron 3 de las 4 laicas que habían vivido la experiencia comunitaria. Al cabo de 3 años de servicio en la misión, las 3 LMC han regresado a México. Martha Guadalupe Flores, de la ciudad de Guadalajara, Jal., estuvo trabajando en Perú. Anastasia Sánchez y Paty Razo, las dos de Sahuayo, Mich., trabajaron en Ecuador. Cabe mencionar que la experiencia misionera de los dos primeros grupos fue al lado de los misioneros combonianos.

El 10 de octubre de 1998, después de un año de espera, se inició la tercera experiencia de vida comunitaria en la que participaron Silvia Tapia, de Monterrey, N.L., quien fue enviada a trabajar al lado de Lucy Zamudio en Guatemala; Marcela Alanís y Josefina Jácome fueron enviadas a trabajar en la sierra andina de Perú. Marcela es originaria de Monterrey y Josefina de Xalapa, Ver.

En el mes de octubre de 1999 iniciaron su experiencia comunitaria Dulce María Rivera Contreras de Xochimilco, Bernardina Bello y Bello, originaria de Mochitlán, Gro., pero con muchos años de residir en el D.F. y Martha Navarro de Tenancingo, Edo. de México. Ésta última pidió ir a trabajar a La Palma después de su experiencia comunitaria. Las dos primeras ya están trabajando -desde el 30 de abril del 2001-en la Arquidiócesis de Cincinnati, Ohio, Estados Unidos.

Los Laicos Misioneros Combonianos de México han iniciado además una experiencia de misión en La Palma, municipio de Tamasopo, diócesis de Ciudad Valles, en el estado de San Luis Potosí. Los LMC que permanecerán por un año -renovable- en esa misión son: Manuela Valladares y Martha Vázquez Navarro, del D.F. y Ma. Dolores Padilla Bustamante y Eduardo Hernández Dionicio, de San Francisco del Rincón, Gto.

Ma. del Rosario Castillo, quien no pudo salir en 1997 por motivos de salud, está actualmente en espera de poder ir a Cincinnati, Ohio, para hacer equipo con Dulce María y Dina.

 

Las primeras experiencias: 1996-2000

1.-  Al salir los LMC a la misión iban con la idea de realizar, sobre todo, un trabajo de evangelización. En el caso de Guatemala, Pablo y Silvia permanecieron en la Casa Comboni, al servicio de la comunidad, participaron en algunas actividades de animación misionera y salieron a las aldeas a hacer labor de evangelización. Cabe precisar que estas aldeas no estaban bajo la responsabilidad de los combonianos.

El trabajo desarrollado por las LMC mexicanas en Perú ha sido, predominantemente en el campo también de la evangelización, sin descuidar algunos aspectos menos religiosos como clases de inglés, computación o talleres de cuento. En Ecuador, de manera similar, se les encomendó a las laicas mexicanas el trabajo con los afroecuatorianos. Juntamente con la formación religiosa,  se requería mucha atención a aspectos de promoción humana como era el de ayudar al negro a recuperar su dignidad y su participación en la vida civil y en la vida de la Iglesia.

2.- La promoción humana,  que va de la mano con la evangelización, se dio con mayor énfasis en Guatemala,  al dedicarse Olivia y Lucy al trabajo con los muchachos y muchachas de la calle. Más tarde Olivia se dedicaría más a enseñar la costura y manualidades.

3.- Otras actividades, muy importantes en el trabajo misionero, como la animación misionera y la promoción vocacional se dieron o se están dando en Guatemala. En este país existen ahora las condiciones para establecer una colaboración también con las misioneras combonianas de reciento arribo a la ciudad de Guatemala.

4.- Desde un principio se firmaron contratos entre las partes interesadas: combonianos de México, de otros países y los LMC. A pesar de esto no siempre se cumplieron los compromisos establecidos. Las principales fallas se dieron en los siguientes campos:

a)      Los objetivos y los detalles del trabajo no siempre fueron muy claros.

b)      Desde el punto de vista económico no siempre se les proporcionó a los laicos una remuneración que les permitiera tener una cierta autonomía. En Guatemala, Pablo y Silvia recibieron un apoyo económico de parte de la comunidad comboniana. Los dos, además del trabajo pastoral que hacían en algunas aldeas, estaban al pendiente de cosas que hacían falta en la casa de los misioneros. Olivia y Lucy salieron a buscar un trabajo diferente que con el tiempo fue remunerado. En Perú, las laicas reciben una cuota mensual que les permite vivir y desarrollar su trabajo aunque con limitaciones. En Ecuador dependían hasta el último centavo de la comunidad que las albergaba.

a)      Desde el punto de vista de la autonomía laical, se dieron varios niveles. El trabajo en Guatemala con los chicos y chicas de la calle no depende de los misioneros combonianos. Lucy y Silvia, para decirlo de alguna manera, viven de su trabajo y disfrutan de una serie de prestaciones y ventajas que hasta ahora no han tenido los otros LMC mexicanos. En Perú, las laicas pasan días enteros sin ver al sacerdote. Éste pasa unos días en Chacayán o Tusi y otros en Cerro de Pasco. Gozan de una cierta autonomía en cuanto su trabajo es de preparación a los sacramentos y de apoyo al sacerdote cuando está presente. Se espera que tomen ciertas iniciativas y decisiones en el desarrollo de su trabajo. En otros casos, sobre todo por el hecho de vivir en la misma comunidad en la que vivían los religiosos, no se logró una cierta autonomía para los laicos.

5.      A partir de las pasadas experiencias, se ha procurado afinar los detalles de los contratos y la relación entre los LMC de México y los lugares a donde se les envía. La misión requiere sacrificio, pero no sería justo enviar a los laicos a lugares donde su integridad o salud estuviera en peligro. Se ha estado exigiendo una habitación digna y un modo decoroso de vivir. Responsable de estos aspectos es siempre la comunidad que requiere la presencia y el trabajo de los laicos. El Provincial y el encargado de los LMC en cada país son simplemente los intermediarios en el proceso.

6.      En base a lo anterior, en el año 2003 nos encontramos con 3 situaciones muy

 especiales:

a)      Son 13 los LMC mexicanos que han salido a la misión y 11 han regresado. De estos 13, 2 regresaron antes de terminar el tiempo de su contrato.

b)      Son 3 los LMC mexicanos que actualmente están dando un servicio misionero: 2 en Perú y 1 en Estados Unidos.

c)      5 LMC han desarrollado su apostolado en la misión de La Palma, Tamasopo, S.L.P., diócesis de Ciudad Valles. Cuentan con el apoyo de la población, del párroco y de una aportación económica tanto de parte de los combonianos como de los demás grupos de LMC presentes en el país. En este momento son 3 LMC quienes trabajan en esa zona indígena.

 

3. Características

Relación de los LMC con la Provincia Comboniana

El Consejo Provincial de los Misioneros Combonianos es la máxima autoridad del grupo. Desde octubre de 1997, el P. Miguel Angel Villegas, ha sido nombrado "asesor general" del programa de los  LMC de México. Sus responsabilidades están descritas en la Carta de Identidad (estatutos) que aún no ha sido aprobada definitivamente.

Se han buscado otros combonianos que puedan ayudar como asesores a los grupos de laicos, especialmente fuera de la Cd. de México. En algunas comunidades, o en ciertos momentos, se ha tenido éxito, en otros no.

Hay que reconocer, sin embargo, que los LMC han sido siempre recibidos con cariño y simpatía en todas las comunidades combonianas.

La relación entre los LMC y los MCCJ mira a que los laicos poco a poco obtengan una autonomía en su organización, formación, economía, y en los campos de trabajo a donde decidar ir a trabajar.

 

Organización interna de los LMC

Desde 1992, año en que se autorizó al grupo de LMC, la Sra. María de la Defensa Michel de Garnica fue nombrada coordinadora general de los LMC. En el año de 1998 fue elegido coordinador general el señor Javier Bermúdez.  Éste, de acuerdo con la carta de identidad, fue elegido por un período de tres años. Javier renunció al cargo en junio del 2000 por motivos personales. En días pasados se ha elegido una nueva coordinadora general, la Srita. Hortensia Licona Noya, de Monterrey, N.L.

En cada uno de los cinco grupos de LMC, se elige un coordinador que juntamente con el asesor local (un sacerdote o Hermano) constituyen la autoridad del grupo. El coordinador local es elegido por un período de dos años. En cada grupo existe también un tesorero que, en caso de la ausencia del coordinador, toma el papel de éste último.

Cada dos meses, aproximadamente, se reúne el equipo coordinador, formado por el asesor general, el coordinador general y los asesores y coordinadores de cada grupo. Asisten también los tesoreros locales y el coordinador general de la formación así como el ecónomo general.

En la última reunión del equipo coordinador, el 3 de febrero del presente año, se presentó un nuevo proyecto de coordinación en el que estarán involucrados varios sectores como pueden ser la información, la animación misionera, las finanzas, la formación, la relación con los MCCJ y una nueva relación del grupo con quienes han partido para la misión. Se trata de un proyecto que mira a una mayor corresponsabilidad con la idea de poder llegar pronto a la autonomía de los LMC.

Este grupo coordinador tiene como funciones dar a conocer las actividades de los grupos; proponer programas de formación; promover la comunicación entre los mismos grupos; buscar y crear espacios para la animación misionera; organizar los campos misión y las asambleas generales. A este equipo coordinador le corresponde también, sobre todo por medio del/de la ecónomo/a general buscar los recursos necesarios para las diferentes obras y proyectos de los LMC. Le corresponde también al equipo coordinador mantener la comunicación con el Consejo Provincial y planear la experiencia de la casa comunitaria al tiempo que presenta al Consejo Provincial los nombres de las personas que pudieran ingresar a esta experiencia. Igualmente, será el equipo coordinador que apruebe y luego presente al Consejo Provincial de los misioneros combonianos los nombres de las personas que querrán hacer una experiencia de apostolado, en La Palma o en otros lugares.

 

Formación

La formación de los LMC, de acuerdo a la carta de identidad, recientemente presentada al Consejo Provincial de los misioneros combonianos, se desarrolla en tres vertientes; como laicos, como misioneros y como combonianos. Parte integral de esta formación es la preparación académica o profesional (carrera universitaria o un oficio), experiencia de apostolado en una parroquia o en movimientos eclesiales, una buena formación religiosa en los campos de la catequesis, biblia y liturgia, así como un proceso de discernimiento vocacional realizado por el asesor general y por los grupos.

De la experiencia de estos últimos años, se ha visto que los candidatos a LMC adquieren su formación profesional y su formación cristiana, por lo regular, antes de entrar al grupo o mientras son parte de él.

El grupo de LMC ofrece sobre todo una formación sobre los documentos misioneros y el carisma comboniano que incluye la vida, obra y espiritualidad de Daniel Comboni. Esto se realiza mediante reuniones semanales y retiros mensuales de los grupos. Se pretende que en dos años, los aspirantes a salir a la misión ad gentes, hayan adquirido un mínimo de conocimientos generales sobre la misión y el carisma comboniano.  Para este tiempo tendrían que poseer ya una preparación académica o profesional, así como religiosa. La última fase de preparación -la experiencia comunitaria -dura por el espacio aproximado de 8 meses. Después de esta experiencia podrán salir a la misión ad gentes.

Recientemente se ha integrado un nuevo equipo de formación para los LMC.

 

Actividades

Por regla general, los grupos trabajan independientemente unos de otros. Las reuniones de coordinación sirven para mantener una cierta comunicación, como se ha visto más arriba. Se procura que por lo menos una vez al año los grupos participen en un campo misión, en Semana Santa u otra época del año. Hasta la fecha, se han realizado alrededor de 20 campos misión, en zonas indígenas o rurales, casi siempre muy descuidadas desde todos los puntos de vista.

Los LMC han participado en varias actividades de animación misionera en colaboración con los combonianos. Ha habido participación de los laicos -de todos los grupos- en algunas jornadas de animación misionera previas a las ordenaciones, cantamisas o salidas de los Hermanos y sacerdotes combonianos y de los mismos LMC.

Otra actividad que ha sido promovida entre los grupos es la carta a los enfermos. Cada mes se envían más de 200 cartas a enfermos para pedirles que ofrezcan su enfermedad y sufrimientos por los misioneros y su trabajo.

No hay que olvidar que muchos de los LMC trabajan en sus parroquias o en movimientos eclesiales.

 

4. Mirando al futuro

 

Desafíos

1.      La colaboración en la animación misionera no es aún lo que se quisiera. Poco a poco, sin embargo, en algunas comunidades más y en otras menos, esta colaboración se está dando.

2.      Respecto a la economía hay que reconocer que los LMC están todavía muy lejos de lograr una autonomía en este sector. Debemos apuntar, con todo, que los gastos de la casa comunitaria (o de la misión de La Palma en estos momentos), están siendo sufragados en buena parte por los integrantes de los grupos. Se están promoviendo algunas iniciativas para generar fondos, sobre todo a través de la búsqueda de bienhechores. Se está trabajando también para hacer de los LMC de México una asociación civil debidamente reconocida por el estado.

3.      No se ha dado suficiente apoyo espiritual de parte de los MCCJ. En teoría existen los asesores locales, pero no todos los grupos tienen el suyo. El asesor local tendría que ser nombrado por la comunidad comboniana del lugar. En la Asamblea de los combonianos de 1999, se pidió a las comunidades combonianas donde se reúne un grupo de LMC que hicieran una evaluación de la presencia y actividades de los LMC. Solamente Sahuayo y Guadalajara respondieron a la propuesta. Más recientemente, San Francisco del Rincón se expresó sobre los LMC del lugar.

4.      Una de las principales dificultades para los LMC  que han salido a la misión han sido los mismos misioneros combonianos. Éstos necesitan todavía hacer mucho camino para aceptar el trabajo de los laicos en la misión.

5.      Se está luchando para que se sepa con tiempo la destinación de los laicos, así como las expectativas que se tienen para su trabajo, de modo que puedan prepararse adecuadamente.

6.      Varias razones se han aducido para resaltar las dificultades de un coordinador general en el ejercicio de sus funciones. El nuevo esquema de coordinación y una mayor cooperación económica de los grupos podrán facilitar su trabajo.

7.      De las personas que han vuelto de la misión (11) solamente 3 se han podido involucrar en las actividades de los grupos. Todos, sin embargo, han compartido en más de una ocasión su experiencia misionera.

 

Satisfacciones

1.      La clarificación sobre los diferentes niveles de pertenencia al grupo de los LMC, avalada por los mismos MCCJ ayudará a integrar mejor la gran diversidad de personas, edades, formación, etc. que caracteriza en este momento a quienes se consideran miembros de los LMC de México. Esta diversidad, lejos de ser un problema, es una riqueza. El reto es cómo aprovecharla y cómo valorarla para que dé fruto a la misión y enriquezca a la familia comboniana. La finalidad de los LMC no será ya "de salir todos a la misión ad gentes", sino de apoyar con entusiasmo el trabajo misionero. Algunos saldrán, otros se quedarán para apoyar.

2.      En la actualidad los LMC, forman 5 grupos -ya mencionados anteriormente- en diferentes ciudades del país. Existen luego numerosas personas, en todo México, que están constantemente pidiendo información sobre el proyecto.

3.      La “Casa Comunitaria”, ha abierto sus puertas para 4 grupos -un total de 14 personas de las que 12 salieron a la misión ad gentes, una está en La Palma, S.L.P. y 1 (Chayo Castillo) no pudo salir.

4.      Se ha estado elaborando, a lo largo de algunos años, una Carta de Identidad (estatutos). Se espera tener pronto la redacción final.

5.      Habrá que agradecer a las revistas Esquila Misional y Aguiluchos los espacios que han ofrecido en los últimos años para dar a conocer la existencia y las actividades de los LMC.

6.      Habrá que recordar también a algunos combonianos que se han distinguido por su apoyo a los LMC.

 

Perspectivas.

·        Los LMC, amamos profundamente el carisma y la espiritualidad comboniana, deseamos ardientemente vivirla e interpretarla desde nuestras propias realidades laicales, tanto en la misión ad gentes como en la animación misionera. Esperamos ser aceptados y ayudados, puesto que no queremos rivalizar con las motivaciones de otros miembros de la familia comboniana, sino enriquecerlas y complementarlas. Pensamos que la familia comboniana es una gran rueda, cuyos ejes son sus miembros; cuantos mas tenga, mas sólida y fuerte será.

·        Vemos la necesidad de estar sólidamente preparados para asumir los retos y las dificultades de la misión, en colaboración con las comunidades combonianas. Estamos dispuestos, inclusive,  a trabajar, en lugares y situaciones donde los combonianos no estén presentes. (Laicado Misionero Comboniano, No.14.4, enero de 1994). (Esta experiencia se está dando en Guatemala donde los LMC no trabajan para los misioneros combonianos. En Estados Unidos donde trabajan para el ministerio hispano de la arquidiócesis de Cincinnati. Se da igualmentne en el ejido La Palma, diócesis de Ciudad Valles, SLP.).

·        Estamos conscientes de que la misión requiere personas santas, capaces, fuertes y maduras en todo sentido, por eso no corremos prisa en enviar cantidad sino calidad.

·        Habrá que insistir y definir que el papel del laico está, primero y ante todo, en los asuntos temporales de la promoción humana, sin descuidar los ministerios laicales dentro de la Iglesia..

 

Queremos vivir un estilo de vida; asumiendo nuestra realidad laical a través de una nueva interpretación del carisma comboniano.

 

Laicos Misioneros Combonianos de México.

Febrero 2003