Hora Santa

Meditación sobre la unidad

(Enviado por Clara Gesualdo - Juventud de Acción Católica - Arq. de Santa Fe de la Vera Cruz)

 

Súplica de Jesús al Padre antes de su pasión redentora (Jn. 17) "Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste... y que yo los amé cómo tú me amaste"

Nuestra vida a veces está apagada, no nos decidimos por hacer, con todo el corazón, la voluntad del Padre..., nos habituamos a vivir una vida individualista, en contradicción con la vida cristiana.

Cristo es amor y el cristiano no puede dejar de serlo. El amor engendra la comunión: la comunión como base de la vida cristiana.

En esta comunión ya no vamos solos hacia Dios, sino que caminamos en compañía. Esto tiene una belleza incomparable que le hace repetir a nuestra alma el versículo de la Escritura: "Qué bueno y agradable es que los hermanos vivan unidos!".

Pero la comunión fraterna no es algo que se consigue fácilmente, es una conquista que no sólo tiene como resultado el mantenimiento de la comunión, sino además la continua extensión de la misma entre muchos, porque la comunión a la que nos referimos es amor, es caridad y la caridad se difunde por su misma naturaleza.

Cuántas veces entre hermanos que habían decidido ir unidos hacia Dios, crece la desunión, el polvo penetra entre alma y alma, y la luz, que había surgido entre todos, lentamente se apaga!

Este polvo es el pecado: es amarse a sí mismo por sí mismo y no por Dios, o al hermano o hermanos por ellos mismos y no por Dios; en otras ocasiones es retirar el alma que se había ofrecido por los demás; concentrarse en el propio yo, en la propia voluntad, y no en Dios, en el hermano por Dios, en la voluntad de Dios.

Muy a menudo es un juicio inexacto sobre los que tenemos a nuestro lado.

Habíamos dicho que queríamos ver sólo a Jesús en el hermano, tratar sólo con Jesús en el hermano, amar a Jesús en el hermano, pero ahora se presenta el recuerdo de que aquel hermano tiene tal o cual defecto, o incurrió en esta o aquella imperfección.

Nuestra mirada se complica y ya no estamos iluminados. En consecuencia se rompe la unidad equivocándonos.

Quizás aquel hermano, como todos nosotros, cometió algún error, pero Dios, ¿cómo lo ve? ¿Cuál es en realidad, su condición, la verdad de su estado? Si está arrepentido delante de Dios, Dios no se acuerda ya de nada, todo lo borró con su sangre derramada para el perdón de los pecados.

Entonces nosotros, ¿porqué tenemos que recordar?

¿Quién está en el error en ese momento?

¿Yo que juzgo o el hermano?

Yo.

Entonces tengo que ponerme a ver las cosas con la mirada de Dios, en la verdad, y tratar al hermano de tal manera que, si no hubiera vuelto aún al Señor, el calor de mi amor, que es Cristo en mí, lo lleve al arrepentimiento, como el sol que reabsorbe y cicatriza las llagas.

La caridad se mantiene con la verdad y la verdad es misericordia pura, de la cual hemos de estar revestidos de pies a cabeza para poder llamarnos cristianos.

¿Mi hermano vuelve?

Debo verlo como nuevo, como si nada hubiera ocurrido, y volver a empezar la vida juntos en la unidad de Cristo, como si fuese la primera vez, porque realmente de lo anterior, ya no queda nada. Esta confianza lo preservará de otras caídas, y también yo, si he usado con él esta medida, podré tener la esperanza de que un día Dios me juzgue del mismo modo.

Jesús, que quisiste acompañarnos, que te quedaste con nosotros en la Santa Eucaristía como signo de tu amor, como signo de que nos amaste hasta el extremo de hacerte pan nuestro, para que recibiéndote en la comunión aprendamos de voz, divino Maestro, a perdonar, a servir, a amar..., no permitas que nos alejemos de Ti, mantennos unidos en tu amor, ten misericordia de nosotros, protégenos y bendícenos para que caminemos contigo, por Ti y en Ti, hacia el Padre.

Cantos

Alabado sea el Santísimo

Alabado sea el santísimo sacramento del altar

y la Virgen concebida sin pecado original.

Celebremos con fe viva este pan angelical,

y la Virgen concebida sin pecado original.

Es el Dios que da la vida y nació en el portal,

de la Virgen concebida sin pecado original.

TAMTUM ERGO

Tantum ergo Sacraméntum Venerémur cérnui: Et antíquum documéntum Novo cedat rítui:Praestet fides suppleméntum Sénsuum deféctui.

Genitóri, Gunitóque, Laus et jubilátio, Salus, honor, virtus quoque sit et benedíctio: Procedénti ab utróque Compar sit laudátio.Amén

Antífonas:

Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar / R. Sea por siempre bendito y alabado

Les diste Señor el pan del cielo / R. Que contiene en si todo deleite