HISTORIA DE LA ACTIVIDAD MISIONERA EN SALTA

Nace el Culto a las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro

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Si bien esta parte de la historia no hace referencia a una actividad misionera explícita, se incluye en el presente trabajo debido a la profunda influencia que tendrán estos acontecimientos en la religiosidad de la Iglesia de Salta.

 

El Obispo Victoria, había prometido enviar una imagen de Cristo para la Iglesia Matriz de Salta y otra de la Virgen del Rosario para el Convento de los dominicos de la ciudad de Córdoba. Años más tarde, cumplió su promesa: dos cajones llegaron flotando al Puerto del Callao, no se sabe si porque naufragó el navío o porque las arrojaron como era costumbre en la época, con sendos rótulos indicando su contenido y destino. En 1592 llegaron las dos imágenes a Salta y, después de tributársele los cultos correspondientes, la Imagen de la Virgen siguió camino rumbo a su destino, y la del Santo Cristo debe haber sido colocada en un lugar adecuado, dado que la Iglesia Matriz estaba aún en construcción.

 

Así era el Cristo 

cuando recién llegó 

a Salta

Así era la Virgen 

cuando recién llegó 

a Salta

El 13 de Setiembre de 1692, el valle de Lerma fue estremecido por fuertes terremotos, con epicentro en la ciudad de Esteco, la cual quedó destruida, muriendo o abandonándola los pocos pobladores que la habitaban. Se tejió una leyenda alrededor de este hecho, hoy superada, según la cual, la ciudad había sido destruida como consecuencia de la falta de religiosidad de sus pobladores. Los sobrevivientes se dirigieron hacia el sur, a un paraje llamado Metán, donde se radicaron, dando origen a las actuales ciudades de Metán y Rosario de la Frontera.

 

El terremoto también había sacudido a la ciudad de Salta durante tres días. Los sucesivos temblores pusieron a prueba la fe de los salteños: se abrieron grietas en la tierra y en numerosos edificios, pero sin que se produjeran víctimas. El día 13 todos acudieron a la Iglesia Matriz a pedir misericordia, y a adorar a Jesús Sacramentado. Al entrar a la Iglesia Matriz, vieron que en el altar mayor estaba caída la imagen de la Virgen, que no había sufrido daños a pesar de haber caído desde tres metros. También notaron que el rostro de la imagen tenía un color pálido. Los Padres Jesuitas y Mercedaros organizaron procesiones por las calles de la ciudad, que los fieles siguieron descalzos, con sogas al cuello, las manos atadas y con la cabeza cubierta de cenizas en señal de penitencia. Los temblores continuaron la noche del 13 y al amanecer del 14 de Setiembre los habitantes de la ciudad se confesaron y comulgaron. Ese día comenzó a correr una versión de que el Jesuita José Carrión había recibido una revelación de Dios en la que le había dicho que los temblores cesarían si se sacaba en procesión la imagen del Cristo que estaba en al altar de las Animas de la Iglesia Matriz, que había sido donada por el Obispo Victoria. El pueblo decidió que así se haría al finalizar el novenario que se había iniciado el día 14 en honor de la Virgen. Ese 15 de Setiembre cesaron los temblores y el Cristo fue retirado del altar de las Animas y conducido al costado de la Iglesia Matriz, al lado de la Virgen. Los jesuitas predicaron el novenario, durante el cual la imagen de la Virgen mudó continuamente de colores causando confusión entre los fieles.

 

Según expresa Monseñor Vergara, "es indudable que el pueblo salteño de 1692 quedó más impresionado de la interpretación milagrosa de la caída de la imagen de la Inmaculada a la cual se bautizó inmediatamente con el nombre de Virgen del Milagro, que de la intervención del Santo Cristo, aunque hubo una revelación maravillosa, al cual no se le aplicó entonces tan honroso título. El Santo Cristo recién aparece con el nombre de Señor del Milagro pasado el año 1760"

 

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