NOCIONES FUNDAMENTALES DE TEOLOGÍA MISIONERA

Enviado por: Pbro. Adalberto Lovato, Asesor de los Grupos Misioneros de la Arquidiócesis de Santa Fe de la Vera Cruz, Santa Fe, Argentina, email: lovatoal@ssdfe.com.ar

El presente bloque de este curso intenta ofrecer la base conceptual de toda la realidad sobre la misión y evangelización. Vendría a ser como el esquema mental o "herramienta". La consecuencia de poder comprender estos datos será la labor de todos los otros datos que asimilemos después.

La misión vivida por Jesús y comunicada a su Iglesia es un dato de fe, una realidad revelada, un don de Dios a la humanidad, un hecho de gracia.

Primero es importante tener en claro que la teología es una reflexión sobre los datos de fe, para profundizarlos y vivirlos mejor, respetando el contenido del misterio de Cristo. Por esto "la verdadera teología proviene de la fe y trata de conducir a la fe..."

Conceptos de misión y evangelización

Las palabras "misión" y "evangelización" son términos análogos, pero cada uno tiene matices diferentes. La "misión" es el acto (divino o eclesial) de enviar. La "evangelización" alude a lo que hay que hacer a modo de acción social y humana (bajo la acción de la gracia). "Evangelizar" significa anunciar el gozo o buena nueva de que Cristo es el Salvador esperado. Se envía al "apóstol" (enviado, misionero), para anunciar la Buena Nueva, es decir para "evangelizar".

En el Nuevo Testamento, los términos "enviar" y "evangelizar" se emplean como verbos. El sustantivo ("misión", "evangelización") no es expresión bíblica. El término "misión" se usa con San Ignacio (s. XVI) y a partir de la fundación de la Congregación de "Propaganda Fide" (s. XVII); en el siglo XIX se usa ya como término de reflexión teológica. El sustantivo "evangelización" es del siglo XIX y tiene origen en los teólogos de la reforma; en los documentos magisteriales conciliares y posconciliares. Más que los términos, es importante la realidad, la cual pertenece a la doctrina revelada.

La naturaleza (el ser) y el origen de la misión y de la evangelización se expresa con términos diversos y complementarios: enviar, evangelizar, proclamar, anunciar, transmitir, testimoniar. Con estos términos se quiere indicar:

Misión, en cuanto significa envío o mandato (encargo), presupone quien realiza el envío, quien es enviado y recibe el encargo. La Iglesia ha recibido la misión de Dios, no de los hombres. Cristo directamente le ha confiado el depósito de la fe, de la verdad revelada para que la expusiera y anunciara fielmente el Evangelio a todas las gentes. Por esto la misión de la Iglesia es universal y la Iglesia debe ser católica.

Este contenido de la misión constituye su naturaleza o razón de ser, a modo de fundamento. En los textos revelados del Antiguo y del Nuevo Testamento aparece con claridad el origen de la misión:

El origen de la misión es, pues, el mismo Dios, por Cristo, en el Espíritu Santo. El contenido o naturaleza consiste en el encargo ("mandato") o envío para recordar al hombre la acción divina en la creación y en la historia, para una salvación plena y universal, por medio de Jesucristo su Hijo hecho hombre por nosotros, muerto y resucitado, presente activamente en la Iglesia.

 

Objetivo de la evangelización

Los elementos fundamentales de la misión y de la evangelización aparecen más claramente cuando se delimita su objetivo o finalidad: "evangelizar es, ante todo, dar testimonio, de una manera sencilla y directa, de Dios revelado por Jesucristo, mediante el Espíritu Santo" (EN 26). Es la misión de anunciar el amor de Dios que transparenta en la creación, en la historia y, de modo especial, en la redención realizada por Jesús.

La misión (envío) es para una acción evangelizadora, que es un proceso o "paso complejo" (EN 24), que se desglosa en unos "elementos esenciales" como son: "anunciar a Cristo a aquellos que lo ignoran, predicación, catequesis, bautismo..., sacramentos" (EN 17). Es básicamente el mismo objetivo señalado por Redemptoris missio con el nombre de "caminos de la misión" (R Mi V).

Este objetivo o finalidad presenta unos elementos o aspectos que fundamentan un dinamismo misionero plurivalente y complejo. Efectivamente, la evangelización incluye y tiende hacia:

Este anuncio, proclamación y llamada comprometida y vital se hace a los no cristianos, a los no creyentes, a una sociedad concreta (secularizada o no) y a todos los que ya creen y, al mismo tiempo, necesitan una reafirmación y renovación continua.

La Iglesia tiene una misión divina, y no humana, política o social. En este sentido se debe decir que no viene a ocupar el puesto del Estado, más aún no se identifica con ningún Estado. La iniciativa parte de Dios y el objeto de esta misión es también divino: "los misterios de Dios". La misión que la Iglesia ha recibido es cualificada explícitamente como "misión salvífica".

Salvación es un concepto de carácter teológico y supone una situación precedente perdida e imperfecta, la cual debe ser regenerada y recompuesta. La salvación es una liberación de los pecados, que ciertamente es una autentica liberación del hombre. Claramente se trata de liberación de orden espiritual, no material, que, sin embargo, se manifiesta en todos los ámbitos de la vida.

Es una salvación plena, total, no de cualquier manera, sino en la plenitud de Cristo a la cual todo hombre ha sido llamado.

A pesar de que los hombres pueden no aceptar el mensaje evangélico, como de hecho sucede frecuentemente, la Iglesia, sin embargo, tiene la obligación de anunciar y exponer el Evangelio, la verdad revelada, que suscita la fe en Cristo, como único Salvador, y al mismo tiempo conduce a incorporarse a la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo.

El anuncio del Evangelio, por consiguiente, para la Iglesia, Jerarquía y fieles laicos, no es una selección entre varias posibilidades u opciones ni una alternativa a la promoción humana, social o económica, aunque estas no estén excluidas. Para la Iglesia se trata de un deber fundamental. Este no tiene límites ni de carácter personal ni de carácter territorial o geográfico. Por esto, la obligación y el derecho de los fieles de proclamar el Evangelio tiene como destinatarios a los hombres de todos los tiempos y lugares. Ningún hombre queda excluido de la posibilidad de recibir el mensaje evangélico. Por otra parte, cada hombre tiene la obligación de conocer el misterio de Dios y de incorporarse a Cristo y a la Iglesia, después de haberlos conocido por la predicación evangélica. El derecho y el deber de los fieles de proclamar el Evangelio no puede quedar circunscrito a grupos o asociaciones de un determinado carácter.

 

Diversas actividades o modalidades

La Iglesia lleva a cabo su misión con diversos servicios, que están en relación con los hombres, a los cuales va dirigida.

La actividad misionera es una forma de realizar la única misión de la Iglesia y por tanto dicha actividad no puede ser considerada al margen de la Iglesia. Por otra parte, la misión de la Iglesia no se agota con la actividad misionera.

Con respecto a los bautizados en plena comunión con la Iglesia católica, la Iglesia desarrolla la así llamada "pastoral ordinaria o común" (ad intra). Esta tiende a robustecer la fe de los fieles por medio de la enseñanza y del conocimiento del misterio de Cristo y conseguir que su fe sea viva, explícita y operativa, es decir, que puedan llevar una vida santa según la doctrina evangélica. Para alcanzar este objetivo los Pastores deben anunciar a los fieles le Evangelio en sus diversas formas: homilía, catequesis, etc. Y administrar los sacramentos, como meta de la pastoral ordinaria.

Otra actividad pastoral debe ser desarrollada con aquellos que se han alejado de la práctica religiosa. Consideramos tal acción pastoral como una nueva evangelización o re-evangelización. Esta noción no resulta fácilmente explicable, porque presupone la realización de una precedente evangelización. Esta es una situación diversa de aquella en que se encuentran los no bautizados o los no creyentes en Cristo, porque mientras los primeros han abandonado a Cristo después de haberlo conocido, los segundos no lo han conocido.

Con los bautizados que no están en plena comunión con la Iglesia católica se realiza una acción tal, llamada ecumenismo, cuya finalidad es conseguir la unidad querida por Cristo bajo un solo Pastor en la comunión de fe, de los sacramentos y de gobiernos eclesiástico.

Finalmente, la actividad pastoral desarrollada con lo no bautizados o los no creyentes en los territorios donde la Iglesia todavía no ha sido implantada, es llamada actividad propiamente misionera o misiones, (ad gentes) objeto propio de la encíclica Redemptoris Missio de Juan Pablo II.

Para comprender qué es la misión ad gentes, podemos aclarar el significado de los términos Ad y Gentes

Ad es una proposición latina que significa "hacia". De allí que es una expresión indicadora de movimiento. La misión es movimiento.

Ad indica, por tanto, una continua trascendencia, una superación de las barreras que limitan el contacto con quien está en otra situación cultural, social o religiosa; indica un pasaje del mundo que llamamos "nuestro" al mundo "de los otros".

Ad indica también esa vocación del hombre de agrandar su horizonte actual, su percepción presente, pues experimenta que aún hay un ser más allá de cuanto actualmente percibe, más allá de cuanto sus fronteras encierran.

La misión de la Iglesia que llamamos ad gentes es un tipo de movimiento que se caracteriza por el amor. La misión es un movimiento de ágape. La fuerza motivadora de este movimiento es el amor. Podríamos decir que la misión es un amor en busca de comunicación, es el mismo amor que emana del amor trinitario participado que quiere envolver a todos los hombres.

Gentes es también un término latino. La comprensión del mismo se hace más fácil si lo consideramos en su versión griega: "ethne".

Ethne es el plural de la palabra ethnos que significa pueblo. También puede usarse para indicar nación, multitud, tropel. Este término deriva de ethos, otra palabra griega que indica costumbre pero que puede expresar la realidad más completa de la cultura.

De la palabra ethnos se forma ethnicos que significa pagano (adjetivo) o el pagano (sustantivo). Esta nueva palabra es usada para designar al extranjero.

Este uso aparece en el pueblo de Israel. La humanidad que no es Israel lleva el nombre de "Ta ethné", los pueblos, entendiendo por tales a los pueblos paganos.

Israel, que también es un pueblo, se distingue con un término diverso: Laos (en hebreo am).

El término Laos que era un título honorífico de Israel pasó a la Iglesia Cristiana. En el libro de los hechos se dice que de los ethne Dios se preocupó por escogerse un laos para El (Hchs 15,14), una comunidad formada por judíos y paganos (Rom 9,24).

Tenemos entonces dos términos bastante claros: Laos que se refiere a la comunidad cristiana y ethné que indica los pueblos aún no cristianos. Estos pueden convertirse en laos en cuanto acepten a Cristo, el Señor.

La misión ad gentes es, entonces, movimiento de amor desde el Laos o pueblo cristiano hacia los ethné o pueblos no cristianos.

Hechas estas salvedades, ya se puede pasar a ampliar el campo de la misión "ad gentes", siguiendo las indicaciones de la encíclica Redemptoris missio. Efectivamente, este documento misionero señala tres posibilidades o "ámbitos": por territorio (criterio geográfico), por nuevos fenómenos sociales (criterio sociológico) y áreas o areópagos culturales (criterio cultural) (R Mi 37-38).

La misión "ad gentes" puede y debe, pues afrontarse según estos tres grandes "ámbitos" (según la terminología de la encíclica misionera), que equivaldrían a nuevas posibilidades y criterios:

1º Ambito geográfico: pueblos, comunidades e Iglesias locales donde el evangelio no ha enraizado suficientemente y donde la iglesia no está todavía enraizada.

2º Ambito sociológico: algunas grandes ciudades o megalópolis (con multitudes plurireligiosas), masas migratorias, situaciones especiales de pobreza, juventud, etc.

3º Ambito cultural: centros culturales, educación, investigación científica, relaciones internacionales, búsqueda actual (sociedad y religiones no cristianas9 de la experiencia de Dios, etc.

 

Objetivos de la misión ad gentes

Los objetivos de la misión ad gentes con los cuales se responde a la pregunta: ¿para qué la misión? Son tres:

  1. Primer objetivo: la primera evangelización.
  2. El primer objetivo de la misión ad gentes no es demostrar sino mostrar, no es convencer sino un hacer ver, no es un lavado de cerebro sino un abrir de ojos.

    Los primeros pasos evangelizadores de Jesús, según el Evangelio de Juan, son una invitación a ver: "Vengan y verán" (Jn 1,39). La invitación a ver es un acto de evangelización. Ver es un acto que significa ver con los propios ojos y también advertir, percatarse, experimentar, ver con el espíritu, contemplar espiritualmente.

    Es importante también el testimonio. El testimonio de la vida cristiana es la primera e insustituible forma de la misión. La primera forma de testimonio es la misma vida del misionero, la de la familia cristiana y de la comunidad eclesial, que hace visible un nuevo modo de comportarse...

    El segundo elemento de este primer anuncio es la comunicación explícita de la fe. Es el anuncio primordial de Jesús y su Reino. El mensaje central de este anuncio es la resurrección de Cristo.

    La buena nueva no hay que separarla del mensajero que la trae y este mensajero es Jesús mismo.

    La evangelización comienza con el Kerygma el cual es vida nueva, experiencia de fe, Buena noticia y poder del Espíritu. Es el primer encuentro con Cristo y se busca que sea un encuentro vivencial, de ojos abiertos y corazón palpitante. No se debe confundir kerygma con catequesis.

     

    KERYGMA

    CATEQUESIS

    ETIMOLOGÍA

    Keryssein: Proclamar, gritar

    Ketjein: enseñar, retener

    OBJETIVO

    Nacer de nuevo. Tener vida

    Crecer en Cristo. Tener vida en abundancia

    CONTENIDO

    Jesus: Muerto, resucitado, Glorificado, Salvador, Señor, Mesías.

    Doctrina de la fe: Moral, Dogma, Biblia, etc.

    METODO

    Se proclama a Jesús como la buena noticia. Testimonio personal

    Se enseña ordenada y progresivamente. Fe de toda la Iglesia

    AGENTE

    Evangelizador y testigo lleno de Espíritu Santo

    Catequista y maestro lleno de Espíritu Santo

    METAS

    Experiencia del amor de Dios y de nuestro ser pecador. Encuentro personal con Jesús. Proclamación de Jesús como salvador y Señor. Recibir el don del Espíritu Santo. Integrarse a la comunidad.

    Encuentro con el cuerpo de Cristo: La Iglesia.

    Santidad del pueblo de Dios

    RESPUESTA

    Personal: Mi salvador, Mi Señor, Mi Mesías

    Comunitaria y social: Nuestro Salvador.

    TIEMPO

    Hoy

    Desde hoy

    Cuando un grupo humano tiene una diferente religión de la propia, es evidente la posibilidad de que haya también una distancia que dificulta la acogida y asimilación del mensaje. Esta distancia puede ser de diversas formas: moral, cultural, religiosa, afectiva y lingüística

  3. Segundo objetivo: edificación de la Iglesia local.
  4. El establecer el objetivo de edificación de la comunidad cristiana exige que esa edificación se lleve a cabo según algún modelo guía que garantice lo esencial en lo que a la identidad de esa comunidad se refiere.

    Cuando hablamos de la Iglesia local nos referimos a la Iglesia cuyo pastor es el Obispo.

    Esta Iglesia local es enteramente Iglesia. Toda la fuerza vital, salvífica y sacramental de la Iglesia está presente en esta comunidad local. Ella
    tiene su dinamismo propio, su cultura propia, su espiritualidad propia y, en una palabra, su rostro propio.

    Además, es una comunidad enviada, toda ella, en virtud del bautismo, la confirmación y la eucaristía. Ella es la primera responsable de la misión A partir de la Iglesia local se genera el movimiento misionero que lleva a la comunión con las otras Iglesias locales y al mutuo enriquecimiento con las comunidades de otras religiones.

    Hay que afirmar también con toda claridad que la Iglesia local no es la Iglesia entera. La Iglesia local necesita de la Iglesia universal.

    La Iglesia universal es la comunión de las Iglesias locales y por tanto no se identifica con ninguna de ellas. Ninguna Iglesia local puede considerarse la madre Iglesia. Todas las Iglesias locales son hermana; ninguna de ellas es mamá de otra.

    La Iglesia universal sólo existe y cumple su misión encarnándose en las Iglesias locales. Cada Iglesia local, por ser misionera, se convierte en signo e instrumento de la Iglesia universal para general nuevas Iglesias locales servidoras del Reino.

  5. Tercer objetivo: promoción de los valores del Reino de Dios

Cristo no solo ha anunciado el Reino, sino que en él el Reino mismo se ha hecho presente y a llegado a su cumplimiento. Asimismo, el Reino no puede ser separado de la Iglesia.

El Reino de Dios en plenitud ha comenzado efectivamente en Cristo.

Jesús no anunciaba el Reino solo con las palabras sino también con las acciones concretas. Sus obras y milagros, sus actitudes, sus gestos, ponían en evidencia los diversos aspectos del Reino e indicaban el camino para alcanzarlo.

La primera característica del Reino es la de generar hijos de Dios.

Es un Reino de vida, de justicia, paz y gozo en el Espíritu, es un reino de servicio, de solidaridad y comunión especialmente con el pobre, un reino de fraternidad.

El Reino tiene su propio tiempo y su propio ritmo. Tienen su tiempo para esperar y su tiempo para actuar; su tiempo para ser paciente y su tiempo para juzgar.

El Reino está destinado a todos los hombres dado que todos son llamados a ser sus miembros.

Todos los pueblos se encaminan hacia el Reino movidos por el Espíritu Santo.

Dice Juan Pablo II: "El ideal que hay que perseguir en la actividad misionera es éste: la fundación de una Iglesia que, por sí misma, provea a sus pastores y a toda las necesidades de la vida de fe, permaneciendo en comunión con las otras Iglesia particulares y con la Sede de Pedro".