Los Franciscanos en el Chaco Salteño, en el siglo XX

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Desde su alejamiento de Propaganda Fide, y durante los siguientes 10 años, se frena la actividad misionera de los frailes Franciscanos, limitándose a mantener las reducciones existentes. En 1923, los franciscanos cambian nuevamente su organización pasando a depender de Roma, desde donde se envían nuevamente frailes italianos a esta ciudad. En esta nueva etapa, los frailes se volcaron hacia las comunidades indígenas de chiriguanes, tobas y matacos al norte del Chaco Salteño.

Se fundaron así:

• El Centro Misionero de Tartagal, en la localidad que ya existía con el mismo nombre. Teniendo como base este centro misionero, se fundaron varias misiones en las proximidades: Río Caraparí, Aguaray, Yariguarenda, Acambuco, Vespucio, Tablillas, San Pedrito, Pozo del Tigre, La Tablada, Ciro Echesortu, General Ballivián, Morillo y los Blancos.
• Parroquia de San Ramón de la Nueva Orán: que había sido confiada a los frailes en 1828, desde donde fundaron una reducción en el Ingenio San Martín de El Tabacal en 1937. También atendieron Pichanal, Urundel, Colonia Santa Rosa  y San Andrés.
• Parroquia de San Roque, en Embarcación, encomendada a los frailes en 1953, donde tienen una misión de Matacos, que ha subsistido hasta nuestros días.

En 1948, encontramos una referencia en el Boletín Oficial de la Arquidiócesis, a esta actividad en el Chaco Salteño: “En la vasta zona encerrada por los caudalosos río Bermejo y Pilcomayo, los padres misioneros Franciscanos están fundando varias Reducciones para los indígenas de distintas tribus que viven aún en el estado semisalvaje con el fin de poderlos incorporar a la vida civilizada y cristiana. Esta obra humanitaria es poco conocida por encontrarse la zona de actuación muy apartada de los grandes centros poblados”. “Hay que fundar y sostener muchas reducciones misioneras, dotarlas de escuelas, capillas y demás necesidades para enseñar, civilizar y cristianizar a los hijos del desierto, para transformarlos en ciudadanos útiles a sí mismos, a la familia y a la Patria”.[1]

Para el sostenimiento de estas misiones, los frailes solicitan que se instituya el “Día de las Misiones Franciscanas” en el cual se realizase una colecta en toda la Arquidiócesis destinada a tal fin. En 1947, el Arzobispo Roberto J. Tavella , responde a esta solicitud mediante un Auto en el cual menciona que los Padres Franciscanos “vienen consagrándose a atender las misiones de indígenas en el Noreste de nuestra Arquidiócesis” . Se establece “que la colecta que se realice en todas las parroquias, iglesias y capillas el día de la Inmaculada Concepción serán destinadas a dichas misiones”, además de otras colectas y campañas que organizasen dichos padres.[2] A partir de entonces, y por lo menos durante dos décadas, las colectas del día 8 de diciembre de todas las Parroquias de Salta se destinarían a solventar las misiones franciscanas en el Chaco Salteño