Volver a Salta Misionera

Parroquias Misioneras en Salta

Identidad de la Parroquia Misionera

La Visita Domiciliaria

Talleres: "Hagamos Misionera nuestra Parroquia"

Materiales y Recursos para  Parroquias Misioneras

Sumate al grupo en Facebook

La Visita Domiciliaria

La Visita a las casas

Entendiendo que “la Parroquia es para todos los que integran su jurisdicción, tanto para los ya bautizados, como para los que todavía ignoran a Jesucristo, lo rechazan o prescinden de El en sus vidas” (NMA 72), “la Iglesia no debe quedarse tranquila con los que la aceptan y siguen con mayor facilidad”. Por ello, “sin descuidar la atención de los cercanos, debe salir al encuentro de los que están alejados” (SD 131). 


No podemos contentarnos con esperar a los que vienen (...) Por lo tanto, imitando al buen Pastor que fue a buscar a la oveja perdida, una comunidad evangelizadora se siente movida continuamente a expandir su presencia misionera en todo el territorio confiado a su cuidado pastoral” (NMA 93b)

 

Las visitas a las casas constituyen una parte fundamental de la misión evangelizadora de la Parroquia, porque son el medio que posibilita que el anuncio de la Buena Noticia llegue a todos en la jurisdicción parroquial.  Las visitas a las casas tienen por objetivo hacer llegar la presencia evangelizadora de la Parroquia a todas las familias, conocerlas de una manera informal y establecer un vínculo más personal y fraterno con ellos.  En este ámbito de intimidad y cordialidad, se puede  dar un diálogo más profundo, permitiendo un encuentro más cercano entre evangelizadores y evangelizados.

 

A partir de la experiencia, se sabe que la cantidad de personas que participa de las convocatorias que organiza la Parroquia (Misas, actividades que se organizan durante una misión parroquial), oscila normalmente alrededor del 10% de la población de la jurisdicción (en el caso de ámbitos rurales, este porcentaje puede ser mayor). Para el 90% restante, la visita domiciliaria representa la única ocasión para encontrarse con la Iglesia. Es un momento privilegiado en el que podemos encontrarnos con los ausentes, los indiferentes, los no practicantes, los alejados.

 

Las visitas a las casas poseen una gran riqueza evangelizadora, ya que. si se llevan a cabo de manera adecuada, permiten:

- ser una oportunidad de iniciar o favorecer el diálogo entre hermanos y hermanas;
- llevar el mensaje de primer anuncio, brevemente estructurado en un tríptico que pueda dejarse a cada una de las familias visitadas;

- dar información sobre los servicios que ofrece y promueve la parroquia;

- detectar algunas necesidades en las familias visitadas, a quienes posteriormente se les puede llevar algún auxilio, p. e., los enfermos;

- detectar necesidades sacramentales de niños y/o adultos;

- descubrir algunos feligreses que pudieran ser invitados a formar parte de los grupos y apostolados de la Parroquia;


En la visita no es inusual oír decir: “por fin la Iglesia llama a mi puerta, entra en mi casa, se preocupa de mi, viene a buscarme y me trae el Evangelio, a Jesús”.

 

En estas visitas casa por casa, los agentes pastorales son instrumento de Jesús que dice: "Mira que estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo" (Ap 3,20).

 

Fundamentos de la visita domiciliaria

La visita domiciliaria está llamada a ser un sacramento (signo e instrumento) del Dios que viene a nosotros en Cristo a ofrecernos su amor y su perdón, a invitarnos a participar en su Reino y a anunciarlo a los demás.

 

Jesús nos dijo: "Como el Padre me ha enviado, yo también los envío a ustedes" (Jn. 20,21). Por consiguiente, nosotros visitamos los hogares, no por nuestra cuenta, sino porque hemos sido llama­dos, formados y enviados por Jesús. En definitiva, es Él quien quiere seguir haciéndose pre­sente en medio de la gente a través nuestro, que somos su Iglesia.

 

El misionero quiere ser la presencia amorosa de Jesús en el hogar visitado. Pero eso no signi­fica que Dios haya estado ausente de esa casa hasta la llegada del misionero. Muy por el con­trario, el Señor "ha derramado su Espíritu sobre todo hombre" (Hech. 2,17) y ha estado actuando en ellos desde mucho antes que los misioneros llegaran. Las "semillas de la Palabra" ya han sido sembradas por el divino Sembrador en los corazones de las personas, de las fami­lias y de las culturas, sean creyentes o no lo sean (cf. AG 11). Esto nos exige visi­tar a la gente con el corazón abierto y el oído atento para captar el paso del Señor por esas vidas.

 

Por lo tanto, los misioneros no “llevan” a Cristo sino que, como Juan el Bautista, ayudan a descubrirlo: “En medio de Uds. hay alguien a quien Uds. no conocen” (Jn. 1,26). De este modo, la gente podrá creer en Él, amarlo y seguirlo. La finalidad de la visita es despertar o fortalecer la fe en Jesús y ayudar a que cada persona inicie o profundice un proceso de conversión a Él y seguimiento de su Persona, ayudado por la Iglesia. Este trabajo misionero se hace con fe, poniéndolo todo en las manos de Dios, como S. Pablo: “Yo planté, Apolo regó, pero es Dios quien dio el crecimiento” (1 Cor 3,6).

 

La visita domiciliaria es ir golpeando puerta por puerta, casa por casa para conocer y estar con los que allí viven. Buscamos encontrarnos con una familia, con adultos, con niños, con católicos y no católicos, con los alejados de la Iglesia, y tener una conversación tranquila.

 

Este encuentro, este diálogo es lo esencial de la visita. Allí es donde van a pasar cosas importantes; allí es donde los que visitan, los misioneros, podrán dar algo de sí y recibir de los que allí viven, sus opiniones, su experiencia, sus dolores y protestas, sus esperanzas.

 

Cómo organizar las visitas a las casas

Los siguientes pasos son importantes para realizar un buen visiteo de las casas:

 * Confección del Plano de la jurisdicción parroquial

 * Distribución de los misioneros en la zona a visitar

 * Información sobre las visitas

 * Preparación de los materiales

 * Preparación de los misioneros

 * Envío misionero

 * Visitas a las casas

 * Evaluación de las visitas

 

 1.- Confección del plano de la jurisdicción parroquial

 

Lo primero para poder organizar las visitas a las casas, es contar con el plano de la jurisdicción de la parroquia.

 

Si la Parroquia no cuenta ya con un plano, es posible conseguir uno solicitándolo a la seccional de policía más cercana, o en la Municipalidad, o descargarlos de Internet (Google maps, entre otros). 

 

Para las parroquias de zonas urbanas, en el plano, deben figurar los nombres de todas las calles, en el caso que las calles tengan nombre, o la identificación de manzanas, en los barrios en que de esta manera se identifiquen las mismas.

 

En los barrios en los que las manzanas no se identifiquen con un número o letra, conviene numerar las manzanas para una mejor organización de las visitas y distribución de las mismas entre los misioneros.

 

 En los casos de barrios en cuyos planos no se cuente con la cantidad de lotes por manzana, conviene realizar un sondeo previo para contar cuántas casas hay en cada manzana, lo que ayudará a una distribución equitativa a la hora de distribuir las manzanas entre los misioneros. Esto es porque en muchos barrios, la cantidad de casas difiere notablemente entre manzana y manzana.

 

El siguiente es un ejemplo de un plano de Villa Las Rosas, armado a partir de un plano extraido de Google Maps de Internet, con la numeración de manzanas:

 

Para las zonas rurales, en las que no existe un tendido de calles y manzanas, los planos deberán confeccionarse en base a los caminos y senderos y, necesariamente, distribuirse por zonas. Para una mejor ubicación en el plano, será conveniente indicar en el plano elementos que ayuden a identificar las zonas, por ejemplo: tanques de agua, antenas, arroyos, espejos de agua, etc.

 

2.- Distribución de los misioneros en la zona a visitar

Para la distribución de las zonas a visitar entre los misioneros, dependiendo de la extensión del territorio y la cantidad de agentes pastorales,  podrá optarse por una de las siguientes alternativas:

 * Equipos por manzanas

 * Grupos/Apostolados por zonas/sectores

 * Otra modalidad que según la realidad de la parroquia se considere más conveniente

 

a.- Equipos por manzanas: Se puede formar equipos misioneros de dos personas y asignar las manzanas a los equipos.  Entonces, cada manzana tendrá un equipo responsable de visitarla. A cada equipo se asignarán una o más manzanas, dependiendo de la cantidad de misioneros y la extensión de la jurisdicción.

 

Por ejemplo, se podría armar una distribución semejante a la siguiente:

 * Juan Rodriguez, Ana Calderón: manzanas 1, 2 y 3

 * Marcela Ruiz, Joaquín Lavado: manzanas 4, 5 y 6

 

 * ….

 

b.- Grupos/Apostolados por zonas/sectores: Dividir la jurisdicción en zonas o sectores (numerando cada una de ellas), y distribuir las zonas o sectores entre los distintos grupos, asociaciones y  movimientos de la Parroquia.

 

Por ejemplo, se podría armar una distribución semejante a la siguiente:

 * Palestra: zona 1

 * Legión de María: zona 2

 * Acción Católica: zona 3

 

3.- Información sobre las visitas

Para que la gente vaya tomando conocimiento de la misión, conviene con suficiente tiempo avisar en las Misas, colocar carteles en la Parroquia, en almacenes, escuelas, centros de salud y otros lugares concurridos.

 

En los carteles conviene indicar claramente las actividades que se realizarán (indicando lugares, días y horarios), y también consignar que se realizarán visitas a las casas.

 

4.    Preparación de los materiales

Para una mejor organización de las visitas, conviene prever con suficiente tiempo los materiales que se necesitarán para las mismas. Puede entregarse a cada equipo misionero, por ejemplo, una carpeta o bolsita con los siguientes materiales: 

-   Plano de la jurisdicción parroquial para cada equipo misionero, con la indicación de las manzanas que le toca visitar.

-   Distintivo que identifique al misionero como perteneciente a la Parroquia.

-   Folletos que se dejarán en las casas. Si se conoce previamente la cantidad de casas en cada manzana, podrá entregarse la cantidad exacta de folletos a cada equipo. Siempre conviene entregar unos cuantos de más para poder entregar a personas que se crucen en la calle, por ejemplo.

-   Cuaderno de control de visitas para cada equipo. En él, se irán anotando por cada manzana, todas las casas, indicando en cada una de ellas, si se encontró a la familia o si es necesario volver.  En cada casa puede anotarse otra información relevante, como el apellido de la familia, si hay enfermos, necesidades sacramentales, necesidades materiales, si alguna persona se manifestó interesada en sumarse a algún grupo o apostolado de la Parroquia, etc.

-   Estampas u otro material que pudiera dejarse en las casas.

 

5.- Preparación de los misioneros

Es importante dedicar especial atención y suficiente tiempo,  a la preparación de los misioneros, puesto que de su formación y capacidades, dependerá en gran medida el éxito de las visitas.

 

Es importante contemplar tres aspectos en la formación de los misioneros:

-   Doctrinal: conocimiento claro de la doctrina cristiana en general, y del mensaje a transmitir en las visitas, en particular.

-   Espiritual: comprende la vivencia de su encuentro personal con Jesucristo que se traduzca en el testimonio cotidiano, en su vida de gracia, oración, y frecuencia sacramental, y en el cultivo de las actitudes interiores y exteriores  que favorecen el encuentro con el otro.

-   Didáctica: conocimiento práctico de la organización de las visitas, y desarrollo de capacidades de diálogo y sociabilización.

 

6.   Envío Misionero

Previo al inicio de las visitas, puede celebrarse una ceremonia de envío misionero, en la cual, el párroco actualiza el mandato de Jesús: “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos” (Mt 28,16-20) para esta misión en particular. Puede realizarse en el marco de la celebración eucarística, en el momento posterior a la homilía o después de la comunión, y consistir en la bendición de los misioneros y la entrega del material que se utilizará en las visitas, y cruces u otro signo que se vaya a utilizar para el envío misionero

 

 7.- Visitas a las casas

Algunas consideraciones generales respecto de las visitas:

-   Los días y horarios de visita pueden fijarse para todos los equipos por igual, o dar la libertad de que cada equipo las organice de acuerdo a sus disponibilidades horarias, cuidando que se cubran todas las zonas en su totalidad en el plazo previsto.

-   Conviene que cada equipo realice las visitas por manzana (rodeando completamente cada manzana) y no por calles, para un mejor control y evitar saltear alguna casa.

-   Es importante tener en cuenta que la visita es para todos. Aún cuando sepamos que una familia pertenece a otro credo o a otra comunidad cristiana, lo mismo hay que visitarla. Ellos nos dirán si no desean recibirnos. Pero el misionero no hace diferencias, no discrimina a nadie.

-   Es importante también que los misioneros se identifiquen claramente como católicos. Es aconsejable llevar alguna identificación que nos muestre como católicos (crucifijo o rosarios al cuello, alguna imagen de la virgen o crucifijo, distintivo de la Parroquia, etc.), para evitar que nos confundan con personas de otros credos.

-   Antes de iniciar las visitas, conviene que cada equipo realice un momento de oración pidiendo la guía del Espíritu Santo, y pidiendo por las familias que se va a visitar.

 

En cada casa, el esquema de visita puede ser semejante al siguiente:

-   Al ser  recibidos, presentarnos: indicando claramente quiénes somos y el objetivo de la visita. En el caso de este visiteo en particular, los objetivos serán contar acerca de la misión que se está realizando, invitar a participar de las actividades y, de ser posible, compartir acerca del contenido del folleto. Puede comenzarse la presentación de la siguiente manera: “Somos misioneros de la la Parroquia …, estamos visitando a las familias del barrio para ….”. Que quede claro que somos católicos.

-   Si nos indican que pertenecen a otro credo o que son evangélicos (generalmente dirán que son “cristianos”, o “creyentes”, o “del Evangelio”), alentarlos a seguir firmes en su relación con Dios y seguir camino. No es objetivo del misionero católico, en este tipo de visiteo, intentar cambiar de religión/iglesia a las personas que están firmes en su fe, salvo que ellos se muestren interesados en preguntar.

-   Es importante establecer una relación cordial con la familia. Si bien el misionero tiene un objetivo concreto (en este caso, anunciar el kerygma e invitar a participar de las actividades de la misión), es importante que el interlocutor se “sienta amado” primero, antes que nada. Recién cuando se ha entablado una relación cordial, se puede pasar al anuncio del kerygma. Por ello, es preciso que se dedique un tiempo al conocimiento de la familia (si es la primera vez que se visita), sus inquietudes y necesidades. De esta manera, la evangelización será un proceso "de corazón a corazón". Recién después de este momento de conocimiento, conviene pasar al contenido específico de la visita.

-   No existe una receta única para toda visita. El misionero encontrará los medios y maneras adecuadas para realizar el resto de la visita. Pero sí es importante que quede clara la invitación a las actividades de la misión

-   Si la familia lo desea y lo permite, se puede compartir el contenido del folleto. Si no, se deja el folleto comentando qué es lo que contiene e invitando a leerlo en algún momento con toda la familia.

 

Luego de la visita, si se lleva un cuaderno misionero, se anota en el cuaderno la dirección de la casa, el apellido de la familia y otra información de interés.

 

Si no se ha encontrado a la familia, es conveniente anotar esta situación en el cuaderno de visita, para que quede la casa como pendiente de visitar y volver más adelante. En caso de no contarse con tiempo suficiente para volver, o que luego de un número prudente de visitas no se haya logrado encontrar a la familia, se puede dejar el folleto bajo la puerta. Si bien la visita personal es muy importante.

 

8.- Evaluación de las Visitas

Es recomendable, luego de finalizado el visiteo de toda la jurisdicción parroquial, realizar una evaluación con todos los misioneros para compartir experiencias, y analizar los aspectos positivos y negativos de la organización, para mejorar para una próxima misión.

 

Si el tiempo lo permite, pueden realizarse también otras evaluaciones durante el tiempo de la misión, lo que permitirá ir corrigiendo y mejorando las visitas a partir de la experiencia que se va viviendo.

 

9.- Análisis de la información recogida en las Visitas

Puede resultar de gran valor para la Parroquia, que cada equipo misionero informe la cantidad total de casas por manzana y la cantidad de familias encontradas y no encontradas en cada manzana.

 

Si es la primera vez que se recopila esta información, se podrá lograr una visión más acabada de la cantidad de familias que viven en la jurisdicción parroquial y la cantidad por manzanas. Esto ayudará a la organización de futuros visiteos, dado que:

 *   Se conocerá la cantidad de materiales a preparar para distribuir en las casas (folletos, etc.)

 *   Se podrá realizar una distribución más equitativa de los misioneros por zonas.

 

También puede realizarse un análisis estadístico respecto de porcentajes de familias visitadas y no visitadas.

 

Si se preve que también se tome nota de la adherencia religiosa de cada familia, se podrá lograr también una información estadística acabada respecto de porcentaje de católicos y no católicos y de qué credos están presentes en la jurisdicción. Lo mismo si se pregunta a la gente si asiste a Misa: Siempre – A veces – Nunca, se podrá obtener estadísticas de esta información también.

 

Algunos consejos para el misionero

1.    Confía en el Señor, más que en tus habilidades humanas o métodos.

 

2.    No te preocupes por los resultados. Los triunfos o los fracasos no se pueden determinar desde parámetros humanos. Si plantas la semilla de amor, el Señor se encargará de la cosecha.

 

3.    Con tu propio entusiasmo y espiritualidad haz a Jesús y a la Iglesia atractivos a los demás, las acciones dicen más que mil palabras.

 

4.    Evita las horas de comidas para visitar, u otros momentos que puedan ser un inconveniente para las familias.

 

5.    Mide cuidadosamente el tiempo de la visita. Que no sea tan corta como para no dar tiempo a comunicarse, pero tampoco tan larga que aburra.

 

6.    Recuerda que las personas están en diferentes niveles de desarrollo espiritual y requieren enfoques diferentes. Determina de antemano las necesidades de la persona y elabora tu plan de acuerdo a las necesidades.

 

7.    Organiza el plan de visitas de modo que nadie sea pasado por alto o se le haga sentir sin importancia.

 

8.    Sé sincero. Las personas se dan cuenta cuando no lo somos. Así que no trates de fingir.

 

9.    Haz sentir a la persona que es importante y necesaria, que nadie más puede ocupar su lugar en el Cuerpo de Cristo. La persona debe saberlo y es propio decírselo.

 

10.  Aunque se requiere entrenamiento para las visitas, el verdadero requisito para un buen evangelizador es un corazón lleno de amor.

 

11.  No te desanimes ni te preocupes por las malas experiencias.

 

12.  El seguimiento es indispensable. Sigue asistiendo con tus oraciones a las personas que has visitado.

 

13.  Nunca discutas. La polémica no lleva a nada, ni es propósito de una visita evangelizadora. No te dejes provocar por personas que cuestionen, desprecien o quieran discutir.